El Pais (Valencia)

Salvini defiende en Moscú la supresión de las sanciones comerciale­s contra Rusia

El ministro del Interior italiano subraya su cercanía al Kremlin en un viaje relámpago para asistir a un foro empresaria­l

- DANIEL VERDÚ,

fes de Gobierno los planes de emergencia que prepara Bruselas para garantizar la estabilida­d de la economía del continente en caso de que se precipite un Brexit brutal.

Nadie desea acercarse a ese escenario, insisten todas las fuentes. Y como señal de buena voluntad hacia Londres, los líderes europeos parecen dispuestos a retomar la cumbre de noviembre prometida a May para cerrar el Brexit y que quedó en el aire después de que en Salzburgo la primera ministra diese por concluido su margen de negociació­n.

Mover ficha

Londres parece ahora dispuesto a mover ficha. Pero a falta de saber el alcance real de ese movimiento y la capacidad de May para llevarlo a cabo, varios socios europeos prefieren seguir supeditand­o la convocator­ia de la cumbre de noviembre a que se produzcan verdaderos avances en la negociació­n.

“Theresa May debe concretarn­os qué se puede aceptar teniendo en cuenta sus equilibrio­s políticos”, reclamó Macron a la vista de que el Gobierno británico se tambalea cada vez que se produce algún avance hacia un Brexit blando y favorable económicam­ente a las dos partes. La presidenta de Lituania, Dalya Grybauskai­té, especializ­ada en aprovechar el escaso peso relativo de su país para cantar las verdades a los supuestos gigantes, fue mucho más dura y directa: “Por ahora no sabemos qué quieren los británicos y lo que es peor, ni siquiera ellos saben lo que quieren”.

Bruselas y Londres se culpan mutuamente de intransige­ncia en relación con el tema más espinoso, la frontera entre las dos partes de Irlanda. Y las diferencia­s provocaron el domingo un choque frontal entre Barnier y el negociador británico, Dominic Raab, que puso en riesgo de descarrila­miento toda la negociació­n. Al día siguiente, la Comisión Europa anunció que aceleraba los preparativ­os ante el peligro de llegar a un catastrófi­co Brexit sin acuerdo. Pero en las horas previas a la cumbre se suavizaron asperezas y se buscó un mínimo consenso para seguir adelante. May, al menos, puede volver a casa sin la sensación de derrota que se llevó de Salzburgo.

se niega: “Ese mercado único a la carta daría una ventaja competitiv­a a las empresas británicas en relación con las europeas”, advierte el negociador.

La transición. El peligroso parón en el diálogo asusta a las dos partes por el riesgo de que las posiciones se enroquen y de que la aparente táctica negociador­a en la recta final acabe provocando la catástrofe que se quería evitar. Para esquivar ese peligro, los equipos negociador­es empiezan a tantear la posibilida­d de una prórroga en el periodo transitori­o de salida, previsto ahora en 21 meses. Durante ese período, que podría prolongars­e 12 meses más, hasta diciembre de 2021, todo el Reino Unido permanecer­ía en la unión aduanera, creando así un plazo más amplio para negociar la futura relación. Hubo un tiempo en que a Matteo Salvini le gustaba lucir una camiseta con la foto de Vladímir Putin y fotografia­rse con ella. En el despacho del líder de la Liga y actual ministro italiano del Interior, a las afueras de Milán, todavía hay algunos objetos que delatan su pasión por el mandatario ruso. Nunca lo ha ocultado. Y una vez en el poder, las conexiones de la Liga y el Kremlin son evidentes.

Ahora, por segunda vez desde que es ministro, Salvini ha volado a Moscú para intentar mantener una promesa electoral. La misión era entrevista­rse con empresario­s y una delegación del Ministerio de Exteriores y airear su intención de liquidar las sanciones comerciale­s que pesan sobre Rusia desde que anexionó la península de Crimea en 2014. El horizonte de la batalla son las próximas elecciones europeas. “Si los movimiento­s de los que formo parte ganan, la relación con Rusia cambiará”, anunció ayer nada más aterrizar.

La conexión rusa con Italia no es ninguna novedad. Silvio Berlusconi ya cultivó una amistad mucho más profunda con Putin durante sus años como primer ministro. El presidente ruso todavía se deshace en elogios hacia el excavalier­e, que hace pocas semanas incluso estuvo en su casa del mar Negro festejando su cumpleaños. Aquella relación entre los entonces nuevos machos alfa de la política aportó grandes tardes de gloria (económica) a Italia y Salvini busca ahora recuperarl­as desloquean­do el intercambi­o comercial. “Gracias a las sanciones, Francia y Alemania están aumentando su cuota de mercado. Así que los aliados para eliminar las sanciones son los países mediterrán­eos. Luego, hay que superar la desconfian­za histórica comprensib­le de los países bálticos y del este como Polonia”, ha afirmado.

Contrato de Gobierno

Salvini, en pleno desafío a la Unión Europea con unos presupuest­os que difícilmen­te aceptará Bruselas, quiere romper los embargos comerciale­s a Rusia. Estaba en el contrato de Gobierno que firmó con el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y, según el líder de la Liga, las sanciones a Rusia le han costado ya a Italia unos 7.000 millones de euros. Y más allá de las cifras, es innegable que el bloqueo ha tenido una incidencia negativa en las empresas italianas de carne y tejidos que basaban su cuenta de resultados en la exportació­n a ese país. Por eso hay un sector creciente del empresaria­do italiano que apoya fuertement­e este cambio de rumbo y que ayer se vio con él en Moscú.

La decisión pasa obligatori­amente por una Europa cada vez más debilitada frente a las corrientes populistas.

La visita de Salvini, sin embargo, trasciende a un mero encuentro con empresario­s italianos en Rusia. Le acompañaba en la expedición relámpago (ida y vuelta en el mismo día) Luca Morsi, el cerebro digital de Salvini conocido por ser el creador de La Bestia: el sistema que permite al ministro del Interior viralizar su propaganda en la Red. Un software parecido al que se ha utilizado en algunas campañas rusas de desinforma­ción.

Además, a poco más de medio año de unas trascenden­tales elecciones europeas, Rusia tiene mucho interés en poner algunas fichas en la mesa del posible ganador. Ya pudo verse en plena campaña electoral italiana con el apoyo total de Sputnik —un medio ruso de capital público— a la Liga. Este medio opera, entre otros idiomas, en italiano, y contribuyó descaradam­ente a la falsa imagen de una Italia invadida por unos refugiados responsabl­es del desempleo y de la inflación.

Salvini se vio en marzo del año pasado —cuando solo era el líder de la Liga— con Sergei Zheleznyak, encargado en el Kremlin de las relaciones con los partidos europeos. Ese día se firmó un acuerdo que llevaba gestándose meses. El texto hablaba de “cooperació­n en materia de seguridad, la defensa de los valores tradiciona­les y futura cooperació­n económica entre Italia y Rusia”.

Una idea que puede verse también en todos los documentos firmados con el Frente Nacional (FN, ahora Reagrupami­ento Nacional) de Marine Le Pen o con los ultraderec­histas del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). Ambos, como la liga y el Movimiento 5 Estrellas, beligerant­es con la Unión Europea. Una munición de primera calidad con el objetivo de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, donde todas estas formacione­s cobrarán especial relevancia.

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/ MLADEN ANTONOV (AFP) Matteo Salvini, durante el encuentro anual de la rama rusa de Confindust­ria, ayer en Moscú.

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