El Pais (Valencia)

El incendio de Bolsonaro

El próximo presidente de Brasil está hecho de misoginia, racismo y homofobia. Es algo más que una posición política

- ENRIQUE KRAUZE

El fuego destruyó el Museo de Historia Natural de Brasil. El triunfo de Jair Bolsonaro podría destruir la naturaleza histórica de ese entrañable país.

Ninguna nación tiene una esencia permanente ni un destino ineluctabl­e. La historia de los países, como la de los individuos, está sujeta a determinac­iones de toda índole, pero tiene un margen de libertad. En el curso de su historia centenaria, antes y después de su tersa independen­cia (tan distinta de las traumática­s rupturas de Hispanoamé­rica), Brasil construyó una sociedad singular que ha correspond­ido a la imagen espontánea que muchos nos hemos hecho de ella como el país de la libertad natural, de la apertura al otro y a lo otro, de la mezcla étnica y sexual, de la convivenci­a creativa de culturas. Si esa imagen es verosímil —y creo que lo es—, al elegir a Jair Bolsonaro, Brasil está a punto de cometer un suicidio político y cultural.

No idealizo a Brasil ni niego sus problemas abismales de pobreza y desigualda­d, de violencia e insegurida­d, de impunidad y corrupción. Son dramas que comparte con muchos países de América Latina (en particular con México) y cuya persistenc­ia reclama la más seria reflexión y la acción más urgente. Pero no puedo creer que, para encarar esos problemas, el país que nos ha dado su literatura, sus artes, su música, su Carnaval y su fútbol, el país de Caetano Veloso y Maria Bethânia, de Machado de Assis y Jorge Amado, de Clarice Lispector y Nélida Piñón, haya entregado el voto mayoritari­o en la primera vuelta electoral a un líder que niega de raíz su tradición cultural.

Bolsonaro se afilia al más rancio militarism­o y se burla de la democracia que, con mucha probabilid­ad, lo llevará al poder. En sus discursos y frases lapidarias se mofa de las leyes y la justicia. Ha hecho un elogio abierto de la violencia criminal del Estado para acabar con la violencia criminal de los delincuent­es. Esa variedad repugnante del populismo tiene ya en América un exponente que con seguridad se llevará muy bien con Bolsonaro. Pero los paralelos políticos de Trump con su inminente colega brasileño me alarman menos que su convergenc­ia en temas morales y sociales. Si las deformidad­es de Bolsonaro fueran solo políticas, el cuadro sería preocupant­e, pero su antilibera­lismo, su odio a la libertad, es más amplio y profundo. Está hecho de misoginia, racismo y homofobia.

Las redes sociales abundan en frases y discursos de Bolsonaro denigrando a las mujeres (sobre todo si, a su juicio, no son ¿Orgullo? ¿Alegría? ¿Celebrar que su hijo se volvió gay? De ninguna manera…

Pienso con tristeza en lo que habría pensado Gilberto Freyre, el eminente sociólogo brasileño que en su clásica Casa-Grande e Senzala (1933) recreó una historia y una cultura diametralm­ente opuestas a las que representa Bolsonaro. Antropólog­os posteriore­s han puesto en entredicho algunas tesis de Freyre, pero a mi juicio no las han refutado. Freyre remite a la geografía histórica de Portugal, tan cercana a África, tan proclive a la aventura marina y a su catolicism­o más cálido, el origen de una convergenc­ia entre personas de diversos credos, etnias y colores, que ha sido típica de Brasil.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain