Algo se mueve en Holanda
La selección recupera la estabilidad con Koeman y los grandes clubes agitan su torneo
La selección ya no se concentra en Noordwijk, donde toda la vida, en un hotel muy cercano a la playa, lugar que invitaba a la diversión y a entrenamientos relajados, sino que ahora se prepara en Hoenderloo, un sitio más austero y que propicia una convivencia familiar, fundamental también para un equipo tan multicultural como es hoy Holanda. No es una cuestión cualquiera sino que el sorprendente y rápido repuntar del equipo oranje se explica a partir de pequeños detalles desde que en febrero Ronald Koeman sustituyó como seleccionador a Dick Advocaat. Tintín siempre ha sido muy listo, también en el momento de elegir el cargo, después de que Holanda se quedara fuera de la última Eurocopa y de la Copa del Mundo de 2018, cegada por el tercer puesto de Brasil 2014. El técnico empezaba de cero y, por tanto, cambió hasta el hotel de concentración de Holanda.
Quizá porque jugó en el PSV, en el Feyenoord y en el Ajax, puede que por ser amigo de Cruyff y de Van Gaal, posiblemente por conocer LaLiga y la Premier y seguramente también porque fue un excelente armador del juego a partir de la figura tan genuinamente oranje del 4, Koeman ha conseguido que se vuelva a hablar bien de Holanda. Los últimos dos resultados invitan al optimismo: empató con Bélgica (1-1) y goleó a Alemania (3-0) después de que el Ajax saliera silbando también del Allianz Arena en su partido con el Bayern (1-1). La alegría oranje contrasta con el dolor de la Mannschaft. Han mejorado la selección y el Ajax, mientras el PSV Eindhoven se bate también con el Barça, el Inter y el Tottenham en la Champions —de momento con dos derrotas— y el Feyenoord compite en la Liga Europa.
“Aunque puede que no tengamos Depay (Lyon), Babel (Besiktas) Promes (Sevilla), Bergwijn (PSV), Groeneveld (Brujas). Hasta el portero tiene talla: Cillessen (Barça). Aparece un equipo más serio, también un poco más sólido y precavido y, por contra, menos atrevido e ingenuo, peligroso a la contra, como se vio ante Alemania. Ya no pretende dar lecciones de fútbol, ni es esclavo de su historia, ni siente la necesidad de ser original, sino que parece más modesto, cauteloso y resolutivo, sin perder la vocación de ser una de las mejores canteras de Europa.
Ya jubilada la generación del Big Four (Van der Vaart, Sneijder, Van Persie y Robben) aparece una camada de jóvenes de entre 19 y 22 años que lideran De Ligt y De Jong, pretendidos por diferentes clubes, sobre todo por el Barça. El Ajax, sin embargo, ha cerrado las puertas después de la salida de Justin Kluivert a la Roma y la entrada de Tadic y Blind. No quiere más traspasos porque aspira a competir en una Liga dominada por el PSV Eindhoven.
La alternativa extranjera
La selección ha sido víctima de la difícil maduración de sus promesas, vendidas a las mejores ligas en edad juvenil y expuestas también al fracaso o a un periodo de entretiempo, como ha sido por ejemplo el caso de Memphis Depay, jugador del Lyon después de que el Manchester United lo contratara del PSV. Koeman conoce tan bien la Eredivise como la Premier tras triunfar en el Barça. Le avala la experiencia y, al tiempo, no tiene más presión que la de ser prácticamente el último exponente de la familia holandesa, un grupo de conocidos desde la adolescencia, que aspira a que Holanda vuelva a ser el espejo del fútbol en Europa. Triunfa Koeman desde la naturalidad —tiene contrato hasta 2022— después de que la federación debatiera fichar a Jorge Sampaoli y volver sobre la senda extranjera cerrada con Ernest Happel en 1977-1978. Hoy, un año después, las cosas se ven mucho mejor en Hoenderloo que desde Noordwijk.