Alcoa cierra dos fábricas en España y culpa al precio de la energía
La multinacional del aluminio Alcoa anunció ayer por sorpresa que va a cerrar dos de las tres plantas que tiene en España, la de Avilés y la de A Coruña. La decisión deja en la calle a
El grupo estadounidense Alcoa pretende mantener solo abierta la factoría que tiene en San Ciprián (Lugo), donde cuenta con 1.300 trabajadores. Los cerca de 700 restantes con los que ahora cuenta en Avilés y A Coruña perderán sus empleos si el histórico fabricante de aluminio cumple con sus planes. Lo justifica por la competencia china, el precio de la materia prima y el elevado precio de la energía. Pero también porque son plantas “afectadas por problemas estructurales productivos y tecnológicos como su menor capacidad de producción, una tecnología menos eficiente y elevados costes fijos”.
Esta parte es la que les duele a los representantes sindicales, que sostienen que la multinacional ha dejando morir ambas plantas sin realizar apenas inversión en ellas en los últimos años, provocando una “progresiva pérdida de competitividad”.
Frente al llamamiento a la negociación que hace el Gobierno central y las comunidades afectadas, Alcoa sostiene que es difícil que pueda debatir algo más que el plan social iniciado “para reducir en lo posible el impacto en la plantilla”. “La industria española 317 trabajadores en la factoría asturiana y a 369 en la gallega. La empresa apeló a las pérdidas millonarias en ambas factorías por culpa del elevado precio de la energía y las materias primas. El anuncio cogió por sorpresa y enfadó
no presenta en este momento ninguna ventaja con respecto a la de Europa”, aseguró ayer un portavoz de la empresa, que ve “muy complicado” poder alcanzar algún acuerdo con las Administraciones españolas para mantener estas fábricas. La multinacional apuesta por otros países europeos como Islandia o Noruega en los que “la energía es más barata y la tecnología más moderna”.
El cierre llevaba cuatro años sobrevolando estas dos plantas. A a los gobiernos regionales y al Ministerio de Industria. Los trabajadores, sin embargo, aseguraron que temían algo drástico, porque Alcoa dejó hace tiempo de invertir en las plantas y le acusaron de hundir su competitividad.
finales de 2014 la empresa presentó un ERE de extinción para los 800 trabajadores que sumaban entonces las factorías afectadas ahora. En la subasta de interrumpibilidad había obtenido menos incentivos económicos de los esperados. El órdago funcionó: el Gobierno organizó otra puja que satisfizo a Alcoa, así que retiró el despido colectivo. Dos años después, puso a la venta ambas fabricas. Operación de la que desistió coincidiendo con la inminente subasta
de energía en la que consiguió compensaciones.
En junio, el presidente de la multinacional, Roy Harvey, visitó la planta asturiana y advirtió de que hacían falta cambios en los altos precios de la electricidad. Desde entonces, el coste de la energía no ha hecho más que subir. El incremento del precio de la energía supone el 40% de los costes de producción. También influye bastante el coste de la materia prima. Y esto llevó a la empresa a anunciar pérdidas en 2018 y una situación similar el próximo.
Los trabajadores ya se han concentrado a la entrada de la fábrica de A Coruña. El presidente del comité de empresa en la planta, Juan Carlos López Corbacho, dejó claro que los trabajadores van a “responder” a la decisión.
La situación en la factoría de Lugo es diferente. La compañía “puede hacer frente a los malos resultados de la planta de alúmina con los beneficios que obtiene con la de aluminio, por lo que aquí no hay pérdidas”, sostiene el representante sindical de la CIG, José Manuel Peña. Pese a esto, los trabajadores de esta planta manifestaron su “total descuerdo” con el cierre de las otras factorías.