Una lectura para huir de los tópicos
La exposición queda perfilado en esta singular exposición que replantea los cimientos de lo murillesco. El espectador asiste a un curioso juego de influencias donde la obra de Duchamp conecta con Murillo. De forma sorprendente el famoso Carrying de Pepe Espaliú —la acción que realizó en 1992, cuando enfermó de sida, y fue trasladado, en brazos de unos y otros, desde el Congreso de los Diputados al Museo Reina Sofía— parece una proyección contemporánea de uno de los lienzos del artista barroco: San Juan de Dios con un enfermo. Este cuadro se encuentra en el Hospital de la Caridad, donde se evoca aquella acción de Espaliú, junto al palanquín de Miguel Mañara, el fundador del hospital que encargó a Murillo la serie dedicada a las obras de misericordia y que creó esta institución benéfica de cuidado de moribundos en el siglo XVII.
En las distintas sedes se asiste a una lectura renovadora de la estética murillesca. La exposición se convierte en un edificio en cuyos pasillos se cruzan Murillo con Robert Morris, Julio Romero de Torres o Ilya Kabakov. El artista barroco inspira el minimalismo rococó, la abstracción vaporosa, la pintura que se feminiza, el misticismo conceptual o las performances de los cuidados. “Muchas de las prácticas visuales del arte de nuestro tiempo tienen, lo sepan o no, una relación directa con los modos de hacer de Murillo”, aclara Romero.