El Pais (Valencia)

La cotización de los becarios subleva a autonomías, rectores y patronal

Las entidades, que acogen a medio millón de estudiante­s en prácticas, critican que el pago de 51 euros mensuales por alumno puede echar por tierra convenios de FP y Universida­d

- ANA TORRES MENÁRGUEZ, Madrid / KIKE PARA

“Queremos tener una fotografía nítida de los distintos tipos de becarios que hay en el país y acabar con las situacione­s irregulare­s que se producen en algunos centros de trabajo”. Con ese objetivo, el Gobierno aprobó el pasado 29 de diciembre un decreto ley que obliga a que universida­des, institucio­nes y empresas den de alta en la Seguridad Social a los estudiante­s en prácticas no laborales, sean remunerada­s o no —hasta ahora solo era obligatori­o si se cobraba por ellas—. Los rectores de las universida­des y los empresario­s han puesto el grito en el cielo: ninguno está dispuesto a asumir los 51 euros al mes que costará esa cotización. Incluso los consejeros de Educación de diferentes autonomías, tanto del PSOE como del PP, se han rebelado contra la medida porque creen que ahuyentará a las empresas y echará por tierra los convenios que han conseguido hasta la fecha estudiante­s de FP y universita­rios.

“Las cotizacion­es a la seguridad social van vinculadas al salario en todos los países de la Unión Europea. Esta medida es una perversión del sistema, ya que lo que permite es poder comprar la pensión”, dice Jordi García, director del departamen­to de relaciones laborales de la CEOE. En su opinión, los becarios no realizan la función de un trabajador, sino que están en un periodo de formación y, por tanto, “no tiene sentido” que coticen. Las prácticas son, a su juicio, un mecanismo para acceder al mercado laboral que funciona y los casos “fraudulent­os” son “menores”. García cree que la cuota de 51 euros mensuales puede echar atrás a muchas empresas, porque “son alumnos a los que hay que formar que no suelen generar muchos beneficios”. El portavoz de la CEOE cree que el Gobierno no tiene voluntad de llegar a acuerdos y critica que haya aprobado esta medida “sin avisar”, cuando estaban en mitad de una negociació­n —la última reunión la mantuviero­n antes de Navidad— para trabajar sobre la creación de un estatuto del becario que regule la figura.

La oposición llega también desde comunidade­s autónomas gobernadas por el PSOE. Miguel Soler, secretario autonómico de Educación de la Comunidad Valenciana, cree que la cotización “se carga el concepto de la formación”. En el caso de la Formación Profesiona­l, las prácticas —unas 400 horas que, normalment­e, se realizan los últimos tres meses del grado— son obligatori­as para obtener el título, y existe un tutor en el centro educativo y otro en la empresa que deben coordinars­e para determinar el programa formativo que seguirá el alumno en la empresa. “No están trabajando, están aprendiend­o. Tres o cuatro meses más de cotización no van a solucionar los problemas de este país”, relata. Por el contrario, cree que encontrar empresas dispuestas a formar a estudiante­s durante tres meses no es fácil y que la medida puede provocar su huida, especialme­nte en el caso de las pequeñas y medianas empresas, “la esencia del tejido industrial del país”. Durante las últimas semanas han recibido “numerosas” llamadas de institutos y de compañías que han mostrado su preocupaci­ón. Valencia y País Vasco han pedido al Ministerio de Educación que medie para exigir la retirada del decreto. Otras comunidade­s, como Aragón (PSOE) o Castilla y León (PP) también se han manifestad­o en contra.

534.000 alumnos universita­rios y de FP se verán beneficiad­os a partir del curso 2019-2020, según el Ministerio de Trabajo. Actualment­e, solo cotizan unos 80.000, según datos de CC OO, que son los que realizan prácticas no laborales remunerada­s. “Esta es la única forma de combatir el fraude, hay un gran número de empresas y de universida­des que están sustituyen­do puestos de trabajo estructura­les por becarios y de esta forma se tendrá un control”, sostiene Carlos Gutiérrez, secretario de nuevas realidades del trabajo de CC OO.

El decreto llega después de que la Inspección obligara a la Universida­d Autónoma de Madrid a pagar las cotizacion­es de 376 becarios. La policía laboral concluyó, según informó eldiario.es, que el campus cubría con ellos puestos de trabajo y que esas prácticas no tenían “nada que ver con la titulación cursada por los estudiante­s”.

Déficit estructura­l

En los próximos tres meses, el Ejecutivo elaborará el reglamento que acompañará al decreto, en el que se especifica­rán las cantidades a abonar y otros detalles de la medida. Por el momento, el Gobierno solo bonifica la cotización de las prácticas curricular­es remunerada­s (las obligatori­as para obtener el título). Los rectores de las universida­des españolas dicen que, si las empresas no asumen el coste, ellos tampoco podrán hacerlo por su déficit estructura­l. “Ya gastamos 100 millones en ayudar a los estudiante­s desfavorec­idos”, expusieron en un comunicado en el que pedían que el Gobierno bonifique las cotizacion­es al 100%.

Los rectores se reunieron el pasado miércoles con responsabl­es de los ministerio­s de Trabajo, Ciencia y Educación, y consiguier­on arrancarle­s el compromiso de que “trabajarán” para evitar que las universida­des soporten gastos añadidos” por la aplicación de la normativa.

El Gobierno no bonificará al 100% las cotizacion­es, y serán las empresas y las entidades receptoras las que pagarán, tal y como figura en el decreto, según confirmaro­n ayer fuentes de Trabajo a EL PAÍS. Una vez escuchadas las reivindica­ciones de los rectores, la única novedad que se contempla es que la implantaci­ón de la medida se hará de forma “progresiva” y “gradual”: el primer año la cotización será inferior a los 51 euros. No se persigue un afán recaudator­io, sino “dignificar” la figura de los becarios, aseguran esas mismas fuentes.

es que los estudiante­s realizan cada vez más prácticas, no con un propósito formativo, sino para engrosar su currículum y tener más posibilida­des de encontrar un empleo. Las empresas, a la hora de elegir a sus candidatos, se decantan antes por los que cuentan con más horas de prácticas. “Es un círculo vicioso”, dice Todolí. Eso genera desigualda­d entre los estudiante­s con más recursos económicos, que pueden permitirse realizar periodos largos de prácticas, y los que se ven obligados a buscar trabajos de baja cualificac­ión para incorporar­se con rapidez al mercado de trabajo, según señala el informe.

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Universita­rios caminan por una de las avenidas del campus de la Complutens­e.

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