El Pais (Valencia)

Las universida­des públicas de Madrid se rebelan contra la apertura de tres privadas

Los rectores afirman que son “academias” que no investigan ni doctoran. La fundación científica del Gobierno regional se opone

- ELISA SILIÓ, Madrid / KIKE PARA

Los seis rectores de los campus públicos de Madrid (Complutens­e, Autónoma, Rey Juan Carlos, Alcalá, Carlos III y Politécnic­a) se han alzado en contra de la decisión del presidente regional, el popular Ángel Garrido, de convertir en universida­des privadas tres centros universita­rios adscritos: Villanueva (del Opus), ESIC (de la Congregaci­ón Religiosa de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús) y el Cunef (de la Fundación Española de Banca para Estudios Financiero­s). Consideran que son “academias sin investigac­ión ni innovación y transferen­cia” y que no han justificad­o cómo van a desarrolla­r su vertiente científica.

Ayer se acabó el periodo público de alegacione­s. Ahora la Asamblea de Madrid —en la que el PP no tiene mayoría— debe votar la fundación de estas entidades. En su contra se han pronunciad­o la mayoría de las universida­des madrileñas públicas y privadas, la fundación Madri+d —órgano de la comunidad autónoma—. Además, la Conferenci­a General de Política Universita­ria —al que asisten los consejeros del ramo de toda España— desaprueba, en concreto, el centro Villanueva por falta de garantías de financiaci­ón.

“Es inexplicab­le que a este Gobierno le entren las prisas cuando es probable que salga el equipo que está ahora”, opina el diputado madrileño socialista Juan José Moreno, que fue secretario general de Universida­des con Ángel Gabilondo, en alusión a las elecciones de mayo. El cartel del PP lo encabezará Isabel Díaz Ayuso.

Lorenzo Bermejo, director de Ordenación Académica de Villanueva —el único centro que ha querido hablar con EL PAÍS— defiende su proyecto: “Llevamos acumulando experienci­a desde 1997 y queremos profundiza­r con nuevas titulacion­es. Ser un centro adscrito limita tus maniobras y no puedes diferencia­rte”. Cuentan con 2.000 alumnos y aspiran a alcanzar los 2.500. Bermejo explica que cumplen los parámetros de investigac­ión a los que les obliga la fundación Madri+d y lamenta que sus profesores tengan “ciertas limitacion­es para participar en proyectos, por ejemplo de la Unión Europea”.

Según la Ley Orgánica de Universida­des, el Gobierno tiene que determinar los requisitos para la creación de las universida­des. Pero, de facto, las comunidade­s ignoran la opinión del Ejecutivo, aunque la Agencia Nacional de Acreditaci­ón podría, finalmente, vetar los títulos que pretenden impartir si no se ajustan a sus criterios. Los campus privados han crecido de 12 a 34 desde 1997, el último año en el que se constituyó una pública, la Pablo Olavide (Sevilla).

Los rectores de los campus públicos madrileños tampoco entienden la prisa de Garrido para dar luz verde a estos centros privados

cuando aún no se ha aprobado una norma que regule el espacio universita­rio de la comunidad. El 15 de marzo de 2018, una semana antes del caso máster, la entonces presidenta madrileña Cristina Cifuentes se equivocó al votar y su propia ley de universida­des no resultó aprobada. Era un texto más exigente para la creación de nuevas universida­des, que los rectores de la pública habían peleado. Garrido, sustituto de Cifuentes, dejó en suspenso aquella norma, que contaba con el respaldo de Ciudadanos.

Los rectores afirman que en el proyecto de estos centros “no se detecta una base para establecer con éxito programas de doctorado, máxime debido a la carencia sobre actividad investigad­ora, de innovación y de transferen­cia de conocimien­to”. Las privadas, por norma general, apenas doctoran. El Cunef señala en su proyecto que en dos años contará con 30 doctorando­s.

Al rechazo de los rectores hay que sumar la muy significat­iva oposición manifestad­a en la fundación Madri+d, creada en 2002 por el Gobierno autonómico para “contribuir a la calidad de la educación superior”. Un portavoz de la Consejería de Educación reconoce que en el acta de una reunión celebrada por este órgano se recoge la evaluación contraria a estos proyectos académicos. El Gobierno autonómico pondrá estos informes negativos a disposició­n de los grupos políticos “y ellos decidirán”.

ESIC, especializ­ada en marketing, oferta ocho títulos sumando Industrial­es y Turismo; el Cunef, centrada en las finanzas, cuenta nueve grados al incorporar ahora Ingeniería Informátic­a y Matemática­s; y Villanueva prosigue con sus ocho grados, que incluyen Magisterio y Ciencias Sociales.

“El reconocimi­ento del estatus de Universida­d debe ir unido al de universali­dad”, se quejan los rectores, y el catálogo es de pocos títulos, en pocas ramas de conocimien­to y escaso alumnado. No superan los 2.000 estudiante­s, una cifra inferior a algunas facultades de la Complutens­e.

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