Vila-Matas escribe una autobiografía en forma de exposición
El autor ejerce de comisario de una muestra en la Whitechapel de Londres
Cuando al escritor Enrique VilaMatas le llegó la insólita propuesta de comisariar una exposición en la Whitechapel Gallery de Londres a partir de la colección de más de un millar de obras de arte contemporáneo de la Fundación La Caixa, el único método que se le antojó factible para no eternizarse con la selección fue dejarse guiar por su intuición. “Ante una obra de arte solemos reaccionar de dos formas: o nos atrae mucho o la rechazamos. Elegí las que me atraían poderosamente de una forma inconsciente”, explicó ayer. Solo después de haber escogido las seis piezas que conforman Cabinet d’amateur, una novela oblicua (que podrá visitarse hasta el 28 de abril) comprendió el nexo que las unía: “Todas forman parte de mi biografía literaria, están relacionadas con un hilo del pasado”.
En su selección cabe Petite (2001), una videoinstalación de su gran amiga Dominique Gonzalez-Foerster, y la pieza de videoarte La lección respiratoria (2001), de la española Dora García, que Vila-Matas describe como “una reflexión sobre la obediencia”. Hay paisajes a ras de suelo, como en Une poignée de terre (1989), de Miquel Barceló, y a vista de pájaro, como en la fotografía manipulada de Andreas Gursky Theben, West (1993). También se expone el autorretrato de Carlos Pazos Milonga (1980), fotografía coloreada a mano que para Vila-Matas simboliza algo especial: “El fin de fiesta de mi propia generación”. Pero es I. G. (1993), un desnudo femenino de espaldas de Gerhard Richter, que considera central en este “gabinete de aficionado”: “Mi obra es una reflexión sobre la literatura y su cuadro se pregunta sobre el arte de la pintura. Además, me remite a cómo empecé a ser escritor, siempre de espaldas al público”.
La exposición está acompañada hipster Guernica,