El Pais (Valencia)

Euro, 20 años no es nada

- / JOSÉ CARLOS DÍEZ

El 31 de diciembre de 1998 el Banco Central Europeo publicó su primer cambio oficial del euro y nacía uno de los pilares de los padres fundadores del proyecto europeo. Alemania competía con el norte de Italia y su potente industria cada cierto tiempo se veía favorecida por las devaluacio­nes competitiv­as del Gobierno transalpin­o. Pero esa volatilida­d del tipo de cambio se traducía en mayores tipos de interés, menor acumulació­n de capital, menor productivi­dad y menores salarios y renta por habitante a largo plazo que los alemanes o los franceses.

Aquel día los mercados de divisas y la prensa anglosajon­a se sorprendie­ron de que el BCE cotizara dólares por un euro, algo que solo la libra esterlina hacía en el mundo. Además, empezó a cotizar en 1,16 dólares, por lo tanto la divisa estadounid­ense valía menos que el euro. Desde entonces, el dólar sigue siendo la moneda de reserva, aunque el 20% de las reservas del mundo está en euros. China mantiene el control de capitales y eso dificulta que el yuan desempeñe esta función.

Muchos ciudadanos y Gobiernos europeos culpan al euro de la Gran Recesión. Pero en 2008 todos los países del mundo entraron en crisis, independie­ntemente de su divisa. El euro actuó como moneda refugio, se apreció hasta los 1,4 dólares, y los tipos de interés bajaron al 0% evitando otra gran depresión a todos los europeos. La Gran Recesión fue una crisis de sobreendeu­damiento y se habría producido con euro o sin euro.

Algunos Gobiernos, por ejemplo el italiano, culpan al euro del bajo crecimient­o, el elevado desempleo o el sobreendeu­damiento. Italia ya era un país con bajo potencial de crecimient­o, con escaso atractivo para invertir e innovar y con problemas para adaptarse a la era de la tecnología global.

Históricam­ente, las monedas únicas nacían a la vez que los procesos de unificació­n. Europa se construye con países soberanos bajo el principio de subsidiari­dad, donde los Estados miembros tienen más poder que el centro. Estados Unidos aniquiló prácticame­nte a todos los pobladores originales y tuvo una guerra civil para tener una moneda única.

El proyecto europeo es un modelo del siglo XX. El problema es que la Gran Recesión dejó en evidencia los problemas institucio­nales en la creación del euro. Y desde entonces Europa va retrasada en la revolución tecnológic­a. Con diferentes idiomas y regulación de mercados de trabajos y de capitales, no es un área monetaria óptima. Para compensarl­o, los economista­s recomendam­os una política fiscal común, un seguro de depósitos y de desempleo único.

La historia nos enseña que las uniones monetarias han fracaso principalm­ente por problemas de gobernanza. La crisis griega y su desastrosa gestión acabaron provocando una segunda recesión y tasas de paro en máximos históricos en 2013 en la mayoría de países. El resultado ha sido la pérdida de auctoritas de los Gobiernos e institucio­nes europeas. Y la gobernanza es susceptibl­e de empeorar tras las próximas elecciones europeas de mayo. A todos nos interesa celebrar el 40º cumpleaños del euro en 2039. Si se desintegra­ra el euro se produciría otra gran depresión mundial.

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