El Pais (Valencia)

El presidente de BlackRock advierte de la pérdida de confianza en las institucio­nes

- DAVID FERNÁNDEZ, Madrid / GETTY

Larry Fink es el hombre más poderoso del mercado. Dirige BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, que administra un patrimonio próximo a los seis billones de euros. Cada año envía una carta a los presidente­s de los cientos de compañías en todo

“La coyuntura internacio­nal es cada vez más inestable y, por consiguien­te, vulnerable al comportami­ento a corto plazo tanto de empresas como de Gobiernos”, señala Fink en su carta de este año. El presidente de BlackRock reconoce que la confianza en los mercados se está deterioran­do y que son muchos los que creen que el riesgo de que se produzca una recesión cíclica ha aumentado.

Además, Fink hace énfasis en el aumento de los movimiento­s populistas: “Estamos observando cómo el sentimient­o de frustració­n, derivado de años de estancamie­nto salarial, del efecto que ha ejercido la tecnología en el mercado laboral y de la incertidum­bre sobre lo que deparará el futuro, ha impulsado el malestar social, los nacionalis­mos y la xenofobia”.

En este entorno, algunas de las principale­s democracia­s del mundo se han sumido, según Fink, “en una devastador­a disfunción política que, lejos de aplacar la situación, ha acentuado la frustració­n social”. Y añade: “La confianza en el multilater­alismo y en las institucio­nes públicas se está desmoronan­do”.

El poderoso inversor cree que la sociedad, “angustiada por los cambios económicos y el fracaso de los Gobiernos a la hora de ofrecer soluciones duraderas”, está recurriend­o cada vez más a las empresas para abordar problemas como la jubilación, la protección del medioambie­nte o la desigualda­d de género. “Estas presiones sociales sobre las empresas, impulsadas en parte por las redes sociales, se están intensific­ando”.

Además de estas peticiones sociales, Fink recuerda que las compañías han de capear las dificultad­es que entraña una coyuntura el mundo donde su entidad tiene participac­iones significat­ivas para ofrecerles su visión del mercado y sugerirles pautas de comportami­ento. En la misiva de este año, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, Fink destila pesimismo e insiste en que las compañías deben adoptar estrategia­s de largo plazo. financiera propia de la fase final del ciclo, como el incremento de la volatilida­d, “que puede estimular la adopción de enfoques orientados a maximizar las rentabilid­ades a corto plazo en detrimento del crecimient­o a largo plazo”.

En la carta de este año, el presidente de BlackRock insiste en que las compañías, además de perseguir los beneficios, deben tener un propósito. Este “no es un mero eslogan o una campaña de marketing, sino que es la razón de ser fundamenta­l de las empresas: lo que hacen para generar valor para sus partes interesada­s”.

La necesidad de tener claro un propósito resulta cada vez más evidente, según Fink, en un momento en que la sociedad impone a las empresas unos estándares más exigentes, una tendencia que seguirá acelerándo­se a medida que los millennial­s (actualment­e el 35% de los trabajador­es) expresen sus nuevas expectativ­as en relación con las corporacio­nes donde trabajan, compran e invierten.

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Larry Fink, presidente de BlackRock, en la cena de recaudació­n de fondos del Comité Internacio­nal de Rescate, el 1 de noviembre

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