Cinco países de la UE piden impulsar el diálogo con Caracas
La oposición vuelve a la calle
España encabeza un grupo de países europeos que piden que se abran ya canales de diálogo en Venezuela. Los ministros de Exteriores de España, Francia, Italia, Portugal y Holanda han dirigido una carta a la jefa de la diplomacia europea, Federica
Esos cinco Estados de la UE instan a “establecer sin demora un grupo internacional de contacto dirigido a facilitar el diálogo entre las autoridades de Venezuela y la oposición para superar la actual situación”, según recoge el texto.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, lleva meses alertando de que la crisis en Venezuela requiere algo más que sanciones por parte de Europa. Sin embargo, Francia y Alemania se mostraban reacias a promover cualquier gesto que pudiera interpretarse como un balón de oxígeno al régimen de Nicolás Maduro. El deterioro continuado que experimenta el país latinoamericano ha llevado a Francia a matizar su posición y a Italia a situarse en el grupo de los que reclaman algún gesto de Bruselas, sin que eso implique relajar la presión ejercida contra el Gobierno de Caracas a través de las sanciones. Mogherini, para pedirle celeridad en una decisión que la Unión Europea adoptó, sin excesiva convicción, en octubre pasado y que hasta ahora no ha avanzado: la creación de lo que denominan grupo de contacto, que explore soluciones en la grave crisis que atraviesa el país latinoamericano.
“Es crucial que Europa se asegure una presencia significativa en el grupo de contacto, de forma que se defiendan de manera adecuada nuestros intereses comunes”, justifica la carta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS.
El escrito llegó al buzón de la alta representante para la Política Exterior Europea coincidiendo con la reunión que los 28 ministros del ramo celebraron anteayer en Bruselas. Aunque en el orden del día no figuraba Venezuela, Mogherini mencionó al inicio de la cita la complicada situación del país, que el lunes vivió un amago de sublevación militar, desbaratado por el chavismo.
En su turno de palabra, el ministro Borrell también aludió a esa crisis para pedir más iniciativa por parte de la Unión Europea. “No podemos pasar más tiempo pensando qué hacer. Si Europa no actúa, lo cual sería una tragedia, algunos Estados
miembros tendrán que tomar la iniciativa”, alertó Borrell a sus socios, según fuentes conocedoras del encuentro. Su homólogo italiano, Enzo Moavero, reforzó la idea al sugerir que, si no es posible crear un grupo en el que participe todo el club comunitario, habrá que dejar que lo constituyan los Estados más activos en este terreno.
Máxima represión
Sin mencionar la misiva que le dirigieron los ministros, Mogherini pronosticó en la conferencia de prensa posterior al Consejo que ese grupo de contacto “podría empezar a trabajar en las próximas semanas”.
La estimación no resulta muy diferente de la que ya ofreció en octubre y, pese a todo, el proyecto no ha progresado desde entonces.
Algunos países europeos —entre ellos Alemania— temen que impulsar un diálogo en el que La oposición venezolana jugará en los próximos meses sus últimas cartas para forzar la salida del poder de Nicolás Maduro tras su toma de posesión el 10 de enero, que la Asamblea Nacional considera ilegítima. El primer paso es la convocatoria para hoy de una gran movilización que busca reactivar la presión en la calle, tras más de una semana de asambleas vecinales bautizadas como cabildos abiertos, sesiones de debate en las calles cuyas decisiones son vinculantes y que han servido para devolver a la oposición el respaldo popular.
Tras año y medio de apaciguamiento y apatía opositora, después del fin abrupto de las protestas de 2017 y de los pasos erráticos de algunos dirigentes, los cabildos han renovado el optimismo en un país donde el rechazo a Maduro roza el 80%. Bajo la dirección del diputado Juan Guaidó y de las juventudes de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, el Parlamento, despojado de sus funciones por el chavismo, ha emprendido mientras la llamada “ruta hacia la transición democrática”. / F. SINGER participen países comunitarios junto con otros de la región iberoamericana dé alas al régimen de Maduro en un momento de máxima represión en el país.
España es consciente de los riesgos que existen, pero considera que la inacción no constituye un remedio. “No hay otro lugar en el mundo donde tantos europeos se enfrenten a una crisis de esas dimensiones”, argumentó Borrell en una reunión con la prensa que mantuvo en Bruselas. Alrededor de un millón de ciudadanos con pasaporte comunitario —muchos de ellos españoles— viven en Venezuela.
Europa envía señales contradictorias en esta grave crisis. Por un lado, mantiene en vigor las sanciones contra destacados líderes del régimen chavista por la deriva autoritaria del país. Y dejó patente la falta de reconocimiento a la última victoria del presidente, cimentada sobre unas elecciones sin garantías, al no enviar a ningún representante de la UE a su toma de posesión. Por otro, pone a prueba la situación para la creación de este grupo internacional que promueva vías de diálogo y envía a todos sus embajadores a reunirse con el gobernante, como ocurrió el pasado fin de semana.
“Ahora que la situación se deteriora, queremos contribuir con un espacio para el proceso político que, por el momento, está ausente”, sostuvo Federica Mogherini el lunes.