Bolsonaro intenta convencer en Davos a los inversores de que apuesten por el nuevo Brasil
Había expectación en el Foro Económico Mundial de Davos por asistir al estreno de Jair Bolsonaro en su primer viaje internacional desde que fue investido presidente de Brasil el 1 de enero y si lo que
Bolsonaro desgranó uno de los discursos más cortos que se recuerdan en el WEF en una sesión inaugural —siete minutos de discurso y 15 minutos en total, preguntas incluidas—, en el que repasó sus principales promesas electorales y sus raíces populistas. “Si Dios está por encima de todo, eso nos permitirá que nuestras relaciones sean buenas para todos”, dijo al concluir su discurso. “Quiero dejarles claro que la izquierda esperaban los inversores de su intervención era alguna concreción en sus prometidas reformas, la decepción fue inevitable. Bolsonaro animó a los ejecutivos internacionales a invertir en el nuevo Brasil, libre de corrupción, y se comprometió a abrir la economía y el comercio de su país al mundo.
no va a prevalecer en Latinoamérica, lo que es muy positivo para la región y para todo el mundo”, despidió su intervención en la sala principal del centro de congresos de Davos.
Bolsonaro aprovechó el viaje para prometer la apertura económica y comercial del país y la mejora del entorno para hacer negocios. “Le he pedido a mi ministro de Economía que haga lo necesario para situar a Brasil entre los
50 mejores países para hacer negocios”, comparado con el puesto 109 que le otorga el Banco Mundial. Frente a las posiciones proteccionistas que tradicionalmente ha mantenido el país, Bolsonaro defendió la integración de Brasil en el mundo “con una defensa activa de la Organización Mundial del Comercio y de la seguridad jurídica”.
Si su intervención sirve para medir cuáles serán sus prioridades de Gobierno, como apunta William Jackson, economista jefe de mercados emergentes, el presidente de Brasil ha puesto al comercio por delante de la reforma fiscal y de la reforma del sistema de pensiones, la que más anhelan los inversores.
Además, Bolsonaro se comprometió a combatir la corrupción, la lucha contra el blanqueo de capitales y a mejorar la seguridad en las ciudades. Los detalles se los dejó a su ministro de Justicia, el juez Sérgio Moro, que fue quien metió en la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y que también ha viajado a Davos. Asimismo apostó por “proteger a la familia, los verdaderos derechos humanos y el derecho a la vida”.
“¿Has oído a Bolsonaro? Creo que ha estado fatal”, comentaba un directivo bancario. “Ha sido un poco decepcionante que no hubiera muchos datos concretos sobre lo que piensa hacer pero la verdad es que las metas que ha fijado han sido alentadoras”, valoraba mucho más positivamente el economista jefe de IHS, Nariman Behravesh.