Conflictivas relaciones históricas
nuestra historia, no es excepcional. La novedad ha consistido en la implicación del lehendakari en intentar una salida al grave conflicto de Cataluña, pero no lo ha logrado. En todo caso, las relaciones de ambos partidos siempre se han salvaguardado y últimamente se han reforzado”, según fuentes de Ajuria Enea.
Urkullu intentó implicarse desde su primera cita con el entonces president Artur Mas, en 2014, al que ofreció plantear a PP y PSOE reformar el modelo de Estado. Mas lo desechó al estar ya embarcado con ERC en el procés.
Urkullu elevó su compromiso en junio de 2017, tras una entrevista de cuatro horas con Puigdemont en Barcelona. Puigdemont, a cuatro meses de la consulta independentista, le tanteó sobre la posibilidad de mediar. Urkullu gozaba de una envidiable posición como interlocutor privilegiado con Rajoy por apoyar el PNV sus presupuestos; con el PSOE por compartir Gobierno en Euskadi y con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, por ser el único presidente autonómico recibido en Bruselas. En momentos clave, las estrategias de los nacionalismos mayoritarios en Cataluña y el País Vasco han divergido. Ante la Constitución de 1978, CiU la apoyó mientras el PNV se abstuvo. La apuesta soberanista del PNV con el plan Ibarretxe no contó con el concurso de CiU, embarcado en una política pactista con los Gobiernos de Aznar y Zapatero. Incluso han confrontado puntualmente a causa del Concierto Económico vasco. Tampoco funcionó Galeusca, el intento coordinado de 1998 de CiU, PNV y BNG de lograr el reconocimiento de la plurinacionalidad de España. “Los nacionalismos logran acuerdos filosóficos. Pero al tener intereses distintos, no se aplican”, concluyen fuentes del entorno de Iñigo Urkullu.
El momento clave fue tras la consulta ilegal del 1-O. Unrkullu pretendió evitar la aplicación del artículo 155. Su móvil fue la petición mediadora de Puigdemont. También, evitar el contagio en Euskadi. Pese a su fracaso mediador, salvaguardó su apuesta reformista, apoyada mayoritariamente, según las encuestas.
Mediación de Urkullu
La mediación de Urkullu fue mucho más intensa de lo conocido entonces. El 25 y 26 de octubre se reunió con empresarios y representantes de la Iglesia. Pero, sobre todo, cruzó mensajes con Puigdemont, Rajoy y Sánchez con la pretensión de que el president convocara elecciones autonómicas, evitara la declaración de independencia y Rajoy no interviniera la autonomía. La mediación fracasó y la autonomía catalana fue intervenida.
Previsiblemente, declarará en el juicio a los dirigentes independentistas catalanes a petición de su defensa. “Urkullu no culpó a nadie de su fracaso. Ni a Puigdemont ni a Rajoy. Pero sí se opuso a la intervención de la autonomía catalana y al encarcelamiento de los líderes independentistas”, señalan en Ajuria Enea.
Tras la huida de Puigdemont, Urkullu desconectó de la Generalitat, pero tanto él como el PNV mantuvieron contacto con el PDeCAT. El contacto se ha estrechado tanto que, previsiblemente, irán coaligados, junto con Coalición Canarias, a las elecciones europeas de mayo. “Es un acercamiento inesperado hace unos meses”, admiten fuentes peneuvistas. “El PNV evita injerirse en las cuestiones internas del PDeCAT. Pero conoce nuestra estrategia que no es soberanista unilateral ni de confrontación con el Estado. Lo ratificó el lehendakari a Torra en noviembre. El programa que se acuerde para las elecciones europeas será de mínimos”, señalan fuentes de Ajuria Enea.
El acercamiento entre el PNV y el PDeCAT tiene un sesgo pragmático. Su presidente, Andoni Ortuzar, pretende que el PDeCAT, y también ERC, apoyen los presupuestos del Gobierno socialista para “evitar un ejecutivo de la derecha sin complejos que empeore las cosas”. Una estrategia alejada del cuanto peor, mejor que practica Puigdemont.