Los alimentos procesados se ponen a dieta
Casi 400 empresas firman con Sanidad un acuerdo para reducir en sus productos un 10% de media del azúcar añadido, las grasas saturadas y la sal. La industria deberá reformular los productos
Para mejorar la salud de los consumidores y abandonar los kilos que sobran lo mejor es poner a dieta a los alimentos. Casi 400 empresas del sector alimentario (398 exactamente) se han comprometido a reducir el azúcar añadido, las grasas saturadas y la sal de sus productos, según el acuerdo firmado ayer con el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, y por primera vez le han puesto cifras a este objetivo que será gradual hasta alcanzar en dos años los porcentajes detallados. De media, la disminución de los tres ingredientes será de un 10%. El objetivo es mejorar la salud de los consumidores; especialmente, reducir la obesidad y el sobrepeso, en los que España tiene una de las tasas más altas de Europa: 54% de sobrepeso y 17% de obesidad en adultos, y el 40% y el 18%, respectivamente, entre los niños, según Sanidad.
Los sectores que se han sumado a este acuerdo son los de los aperitivos salados, bebidas refrescantes, bollería y pastelería, cereales de desayuno infantil, cremas, derivados cárnicos, galletas, helados, néctares de frutas, panes especiales envasados, platos preparados, productos lácteos y salsas. Con los siguientes objetivos. Incluyen a todos los grandes, de CocaCola a El Corte Inglés.
Sal. Este alimento está relacionado con la hipertensión y la obesidad. Se propone bajarla un 13,8% en las patatas fritas, un 16% en los preparados cárnicos (embutidos y fiambres) y un 10% en salsas como la de tomate.
Azúcares añadidos. El acuerdo la reduce en un 5% en bollería y un 10% en néctares de fruta y bebidas refrescantes. El azúcar está relacionado con la obesidad y la diabetes y su uso industrial es amplio en muchos productos, no solo para endulzarlos, sino como conservante (jamón cocido, mayonesa).
Grasas saturadas. Relacionadas con el sobrepeso y problemas cardiovasculares. Se acuerda rebajarlas un 10% en aperitivos salados y platos preparados, y Bebidas, Tomás Pascual Gómez-Cuétara.
En efecto, estos cambios en la composición suponen un esfuerzo para el sector. En la patronal de los fabricantes de refrescos Anfabra señalan que, en su caso, la vía es sencilla: reducir o eliminar el azúcar de sus productos. “Un 31% de las bebidas refrescantes del mercado ya son sin calorías”, afirma su presidente, Pelayo Bezanilla. Ahora fomentan la I+D para buscar edulcorantes alternativos, añaden. Además, Anfabra se compromete a situar los productos sin o bajos en azúcar en las filas de más visibilidad de las máquinas expendedoras. Y afirman su compromiso de “no realizar publicidad y promoción de refrescos a menores de 12 años, y a preservar el entorno escolar del marketing”.
Difícil sustitución
Fuentes de la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería afirman que tienen tres importantes limitaciones: las técnicas (la maquinaria, procesos como la fermentación), las propiedades organolépticas (sabor, olor) y el gusto del consumidor que les ha llevado a plantear una reducción de estos compuestos, pero que prácticamente impide la sustitución por otros productos.
La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España pone como ejemplo el “intento permanente” de reducir las grasas. Con la sal hay sustituciones posibles, como pasar del cloruro sódico (la común) al cloruro potásico o reducirla y, a cambio, añadir más especias.
En un correo, Azucarera afirma que “en los productos sólidos, el papel del azúcar va más allá del mero aporte de dulzor”. Se usa como conservante, para dar volumen, textura y color y modificar el punto de fusión y congelación. Y no hay otro producto que reúna todas esas cualidades, aseguran. Con la paradoja de que a veces se sustituye por grasas que aportan las mismas calorías o incluso más. Esta empresa, como la FIAB, apunta que no basta con reformular los alimentos, sino que esa medida debe acompañarse de otras, como la educación y el ejercicio.