Entierros sin ataúd para seguir la tradición islámica
Envueltos con un sudario, sepultados sin ataúd y en contacto directo con la tierra. Este es el rito funerario musulmán que choca con la legislación autonómica de la mayoría de las comunidades: inhumaciones y cremaciones con féretro no antes de que pase un día desde el fallecimiento. Solo algunas regiones permiten la tradición islámica: Andalucía, Asturias, Valencia y las ciudades de Ceuta y Melilla. Ahora, Castilla y León se suma con un proyecto de modificación del decreto que regula la política sanitaria de la comunidad. “Por razones de confesionalidad las inhumaciones podrán efectuarse directamente en tierra”, recoge el texto, sometido al periodo de alegaciones hasta el 25 de febrero.
En España viven unos dos millones de musulmanes, solo existe una treintena de parcelas para estos enterramientos y únicamente en unos pocos se puede inhumar directamente en la tierra. En otros camposantos, como el de la localidad madrileña de Griñón, las comunidades musulmanas adaptan su tradición a la ley. “Dentro del ataúd echan tierra para que el difunto esté en contacto con ella como marca la costumbre”, dice el alcalde griñonense, José María Porras.
“Es una fase inicial. La aprobación de este texto tiene como objetivo dar la posibilidad de enterrarse según el rito a aquellas personas con otras creencias. Una vez adoptados estos cambios, habrá una segunda fase, en la que se dictará una normativa Sudario. El cuerpo se limpia por una persona musulmana de su mismo sexo y es envuelto en un sudario sin costuras.
En contacto con la tierra. El cadáver se entierra sin ataúd, en contacto con la tierra y en un lugar donde solo haya tumbas musulmanas. Preferiblemente, antes de que pasen 24 horas del deceso.
Orientado a La Meca. El cuerpo debe estar colocado sobre su costado derecho con la cara mirando hacia la ciudad santa del Islam. sobre el método técnico para hacer estas inhumaciones”, explica Francisco Corzo, jefe de ordenación sanitaria de la comunidad. Entre esos aspectos técnicos se incluyen las condiciones de aislamiento de la fosa, la profundidad a la que deberá estar excavada, la separación entre fosas y el estudio hidrogeológico del terreno para evitar las filtraciones de lixiviados. De estos enterramientos solo podrán beneficiarse las personas que no han fallecido a consecuencia de una enfermedad de fácil y rápida transmisión que suponga un riesgo para la salud pública, subraya Corzo.
Parcelas reservadas
A estos cambios se le suma la disminución del tiempo de espera que marca la ley antes de efectuar el enterramiento, en la actualidad transcurridas 24 horas desde el deceso. La legislación mortuoria está transferida desde el Estado a las autonomías, aunque son los Ayuntamientos los que tienen la competencia directa sobre los cementerios municipales, por lo que serán los pueblos leoneses los que deberán ceder los terrenos para estas nuevas necrópolis.
El fallecido musulmán, además, no puede yacer en el mismo recinto en que estén enterradas personas de otras confesiones. Este extremo se trató en los acuerdos de cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España, en los que se reconoce a las comunidades islámicas el derecho a la concesión “de parcelas reservadas” para estos enterramientos en los cementerios municipales con sujeción a lo dispuesto en la legislación de régimen local y de sanidad”.
La Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) califica el proyecto de modificación como “una feliz noticia” y como una oportunidad para que otras comunidades autónomas también modifiquen su política de sanidad mortuoria. Mohamed Ajana, secretario de la UCIDE, añade que muchos musulmanes deciden trasladar los cadáveres de sus difuntos a sus países de origen para darles sepultura. “Recurrir al traslado de los cadáveres fuera de España para el enterramiento es una medida excepcional que tiene un coste no solo económico sino también emocional que el tiempo no cura”, afirma.