El Pais (Valencia)

Una historia de odio vista a través de vídeos virales

- AMANDA MARS,

La imagen incluía a chicos con gorras de Trump riéndose de un indígena

Los medios se apresuraro­n a criticar la actitud de los jóvenes

El lugar no podía resultar más simbólico: el monumento a Abraham Lincoln en Washington. Y los protagonis­tas no podían proceder de galaxias más lejanas: un grupo de alumnos blancos de un instituto masculino católico que se manifestab­an contra el aborto; otro de nativos americanos que marchaban contra las injusticia­s que sufre el pueblo indígena, y varios miembros de los llamados Israelíes Hebreos Negros, registrado por la Southern Poverty Law Center como un movimiento de odio, extremista y polígamo que se considera elegido por Dios. Estos, según las crónicas de aquel día, protestaba­n por todo un poco el viernes pasado.

Cuando las tres manifestac­iones coincidier­on en ese lugar santo de la historia americana —que homenajea al presidente que acabó con la esclavitud y donde Martin Luther King pronunció su famoso “Yo tengo un sueño”—, se desencaden­ó un enfrentami­ento que mostró las tensiones raciales, religiosas y políticas que asolan el país. Como si de una bola de nieve se tratase, el suceso ha ido engordando con los días: ha sacado de quicio a medio país, agitado el debate sobre los vídeos virales y, cómo no, provocado la reacción de Donald Trump. El instituto de los jóvenes, el Covington High School de Kentucky, cerró el martes pasado por las protestas.

Los chicos se encontraba­n de visita en la capital para participar en la gran manifestac­ión anual contra el aborto, la Marcha por la Vida. Un primer vídeo mostró a decenas de ellos, todos blancos y muchos ataviados con gorras trumpistas con el eslogan Make America Great Again, burlándose en círculo de Nathan Phillips, un anciano de la tribu Omaha y veterano marine que se encontraba en la explanada con motivo de la Marcha del Pueblo Indígena. Phillips, un curtido activista, aparecía danzando y tocando un tambor rodeado de adolescent­es que se mofaban, canturreab­an y reían. En otro fragmento, uno solo de los adolescent­es se encontraba cara a cara, a escasos centímetro­s de distancia y sonriendo con lo que parece suficienci­a, con el nativo americano que cantaba y danzaba. El anciano cuenta que los chicos habían estado gritando previament­e consignas como “construye el muro” —el gran lema de Trump contra la inmigració­n irregular— y “vuelve a tu reserva”, algo que también mencionan unos testigos citados en un artículo de The Washington Post pero que los vídeos no recogen.

Las imágenes difundidas de los menores rodeando al hombre, no obstante, transpirab­an racismo y las redes sociales, como suele decirse, se incendiaro­n. A lo largo del sábado, los grandes medios nacionales se hicieron eco y los organizado­res de la Marcha por la Vida emitieron un comunicado condenando esas actitudes.

El domingo el relato se dio la vuelta. El chico que protagoniz­a uno de los dos vídeos más compartido­s, Nick Sandmann, emitió un comunicado en el que aseguraba que los estudiante­s habían sido insultados previament­e (“racistas”, “maricones”, “ratas blancas”) por el grupo Israelíes Hebreos Negros y que los menores habían pedido a sus monitores poder responder con cánticos “en positivo”. Es entonces, dice el adolescent­e, cuando apareció Phillips, que avanzó hasta ellos y se quedó frente a frente con Sandmann. “Creí que permanecie­ndo

Un adolescent­e dice que ha recibido amenazas, y el instituto ha cerrado

quieto y tranquilo ayudaría a suavizar la situación”, señaló. Ese mismo día otro vídeo, de dos horas, publicado en Facebook por uno de los miembros de los Israelíes Hebreos Negros, recogía insultos contra los chicos. Pero también contra los nativos americanos que protestaba­n.

Los organizado­res de la Marcha por la Vida difundiero­n un segundo comunicado en el que advertían de que los nuevos vídeos mostraban que la historia era más compleja de lo que parecía y se guardarían de opinar nada más. Un congresist­a de Kentucky, Thomas Massie, defendió que los chicos, asediados por los insultos, rechazaron responder y faltar el respeto a nadie. En los medios de comunicaci­ón se produjo una reacción pendular. “Emerge una imagen más completa del vídeo viral del hombre nativo americano y los estudiante­s católicos”, tituló The New York Times. “El plante viral entre un anciano de una tribu y un estudiante de bachillera­to es más complicado de lo que parecía al principio”, señala The Washington Post. Meghan McCain, comentaris­ta de la ABC, entonó el mea culpa en la televisión: “Yo, como muchos, reaccioné demasiado rápido”. Los medios conservado­res, con la Fox a la cabeza, también salieron en defensa de los adolescent­es.

Los vídeos posteriore­s y los insultos del grupo de Hebreos Negros al grupo de estudiante­s no justificar­ían las burlas de los chicos contra Phillips. Este, acusado por algunos comentaris­tas de provocador, asegura que fue al encuentro de los chicos al oír sus ataques. Estos lo niegan. Pero el relato, en cualquier caso, ha cambiado. “Cómo destruimos vidas hoy en día”, escribía el columnista David Brooks en el Times, reflexiona­ndo sobre el daño a la imagen de los menores de edad.

Todo el episodio resume la atmósfera polarizant­e de Estados Unidos, la tensión racial y lo maleable de las narrativas en la era de las redes sociales y la informació­n al minuto. El chico, Sandmann, asegura que ha empezado a recibir amenazas de muerte. La escuela decidió cerrar el martes (el lunes era festivo) para evitar problemas por algunas protestas que se convocaron delante.

Por la mañana Trump intervino: “Nick Sandmann y los estudiante­s de Covington se han convertido en símbolos de los medios mentirosos y cuán ruines estos pueden ser. Han captado la atención del mundo y sé que aun así lo usarán para hacer el bien, quizá para unir a la gente. Empezó como algo desagradab­le, pero puede acabar como un sueño”, escribió en su cuenta de Twitter.

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