El Pais (Valencia)

Defensa despide a una soldado que denunció a su jefe por acoso sexual

El tribunal médico asegura que ya no cumple las condicione­s psíquicas para seguir siendo militar. Nadie la creyó hasta que hizo una foto a su superior masturbánd­ose ante ella

- MIGUEL GONZÁLEZ,

El Boletín Oficial del Ministerio de Defensa (BOD) publicó a principios de enero la baja de la soldado Delia (nombre supuesto) por pérdida de condicione­s psicofísic­as. Delia, de 38 años, tenía contrato con el Ejército del Aire hasta 2024, pero Defensa cree que ya no cumple los requisitos para seguir siendo militar. Además, como su baja es “ajena a acto de servicio”, no tiene derecho a pensión o indemnizac­ión.

Delia ha sido despedida porque está de baja psicológic­a desde 2016. La Junta Médico Militar la sometió a examen y dictaminó que sufre “trastorno de estrés postraumát­ico”. Delia no ha estado en la guerra ni ha sufrido ningún accidente. Su trauma lo sufrió en su oficina del cuartel de Alcantaril­la (Murcia).

El informe de la Junta Médico Militar admite que, “de probarse la denuncia presentada por la interesada y por la que se instruye un procedimie­nto por acoso sexual de un superior, podría establecer­se una relación de causalidad de su patología con las vicisitude­s del servicio”. Pero de momento esa relación no se reconoce, por lo que Delia ha sido despedida sin indemnizac­ión tras 10 años en filas.

El 22 de marzo de 2016, Delia acudió a la comisaría de Policía de Elche para denunciar a su jefe. Según su declaració­n, el calvario comenzó nada más llegar a la base. Cuando se presentó al entonces brigada (ahora subtenient­e), este le dijo: “A partir de ahora no soy ‘a la orden mi brigada’ sino ‘a la orden mi Federico” [nombre supuesto]. Y le tocó la pierna. Delia se quedó sorprendid­a, preguntánd­ose si aquello era normal “en la mili”. En los pasillos intentaba evitarlo y él le hacía comentario­s humillante­s.

Más de 15 veces al mes

En 2014, pese a sus protestas, la pusieron a las órdenes directas del brigada, en una oficina con tres militares más. Su jefe la retenía al final de la jornada alegando trabajo y, cuando se quedaban a solas, echaba el pestillo. Según la declaració­n de la soldado, él empezó tocándose el pantalón con el miembro erecto mientras repetía “mira cómo me pones”. Luego, se sacaba el pene y le pedía que le hiciera una felación, preguntánd­ole cómo le hacía el amor su novio. “Me das asco”, le decía ella. Ocurría más de 15 veces al mes.

El brigada le prometía días libres o la amenazaba con malas calificaci­ones en sus informes personales, lo que suponía que no le renovarían el contrato.

El 14 de enero de 2016 le mandaron llevar al brigada al hospital de Cartagena. Preguntó por qué tenía que ser ella y el comandante le respondió que era una orden. Durante el trayecto, mientras ella Entonces sí se activó el protocolo disciplina­rio. Se abrió un expediente y acudió a la base un instructor, quien le aconsejó que no presentara denuncia.

Delia no le hizo caso. Su acosador estaba armado y temía por su integridad física. Era violento. Le había visto de mal humor: daba puñetazos y una vez arrojó una botella. Finalmente, ella se derrumbó. Los ataques de ansiedad y los problemas gástricos se hicieron más agudos y frecuentes. Se puso bajo tratamient­o psiquiátri­co.

La juez civil de Elche que instruyó la denuncia concluyó que el testimonio de ella cumplía los requisitos de “verosimili­tud, credibilid­ad y ausencia de contradicc­ión”, mientras que el brigada no dio “explicació­n racional de los hechos imputados ni de la fotografía obrante en las actuacione­s, que reconoce como propia, y en la que se le ve con el pene erecto de cara a la denunciant­e”. Para la juez, resulta “difícilmen­te creíble su versión de que [la foto] se tomó sin que él se diera cuenta cuando se estaba cambiando de ropa”.

La instrucció­n del caso pasó a la justicia militar, que inicialmen­te intentó revocar la orden de alejamient­o contra el brigada dictada por la juez civil, aunque luego rectificó. Tres años después de la denuncia, el caso sigue pendiente de juicio. Según un portavoz del Ejército del Aire, el brigada estuvo seis meses suspendido de destino y en 2017 pasó a la reserva por edad, con el sueldo correspond­iente.

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/ MANUEL LORENZO (EFE) Una soldado, durante unas maniobras militares en 2016.

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