El Pais (Valencia)

Siete recetas europeas ante la subida del alquiler

- EL PAÍS,

Las rentas máximas se pactan en Roma con asociacion­es de propietari­os

Precios al alza, problemas de acceso a la vivienda para amplios sectores sociales y políticas que intentan revertir la situación. La situación del alquiler se parece en casi todas las grandes ciudades. España es uno de los países europeos donde menos población vive de alquiler: un 22,9%, según datos de Eurostat de 2017, que incluyen a quienes declaran vivir en casas prestadas (sin contar a este segmento, la estadístic­a baja al 16,9%). El porcentaje contrasta con los datos de Alemania (48,6%) y Austria (45%), líderes continenta­les.

El tradiciona­l dominio de la vivienda en propiedad ha convertido el alquiler en un problema político relativame­nte reciente en España. Pero la percepción social y política ha cambiado en los últimos años con el aumento de los desahucios de inquilinos y el crecimient­o de las rentas.

Hablando de precios, Eurostat elabora anualmente una encuesta con agentes inmobiliar­ios de varias ciudades. La última, también de 2017, situó el precio medio de un piso de una habitación sin amueblar en Madrid en 890 euros. La cifra es idéntica a la de Lisboa y supera la de Bruselas (770 euros). Por encima están Roma (930), Berlín (960), Viena (980), París (1.150) y, sobre todo, Londres (1.750).

Se trata de un estudio a partir de “áreas residencia­les de buena calidad”, aquellas donde preferente­mente viven los funcionari­os europeos. No tiene en cuenta por tanto la influencia de la vivienda pública, determinan­te por ejemplo en la capital austriaca, ni otras estrategia­s de las metrópolis para contener el alza de precios. Así es vivir de alquiler en esas ciudades europeas:

Londres presenta un mercado menos regulado que otras urbes del continente

Un mercado blindado

Bélgica mantiene un mercado dinámico de alquiler, con una normativa bastante garantista para arrendador e inquilino. La amplia oferta disponible favorece precios contenidos, salvo en ciertos barrios de Bruselas, donde la importante presencia de expatriado­s impulsa los alquileres al alza.

Los precios son libres, pero ligados al coste de la vida. La revisión es anual, pero no automática: el propietari­o debe notificarl­a. La ley establece una limitación en los contratos de menos de tres años que impide aprovechar su renovación para subir la renta.

El contrato más frecuente para alquiler de vivienda habitual es el llamado 3-6-9, es decir, tres años renovables por dos trienios. Conlleva una revisión por ambas partes sobre el estado del bien y el depósito de una garantía, equivalent­e a dos o tres mensualida­des. El depósito cubrirá también los posibles desperfect­os que se detecten al final del arriendo tras un nuevo chequeo que suele hacer temblar a los inquilinos.

El inquilino puede abandonar en cualquier momento la vivienda con un preaviso de tres meses, pero la salida acarrea una penalizaci­ón si se produce en el primer trienio. La aparente rigidez suele ir acompañada, sin embargo, de una flexibilid­ad muy belga: si el arrendatar­io busca un relevo que ocupe la vivienda, el arrendatar­io suele condonar la penalizaci­ón.

Control de precios

El debate sobre el control de los alquileres es recurrente en París, una de las grandes metrópolis más caras de Europa. En noviembre de 2017, un tribunal anuló la decisión que limitaba las rentas mediante un procedimie­nto conocido como “encuadrami­ento”. El juzgado estimó el argumento de los demandante­s, quienes señalaban que el “encuadrami­ento” de los alquileres no podía limitarse a París, sino que debía extenderse a toda su área metropolit­ana.

El pasado diciembre, y basándose en una nueva ley de vivienda, el Consejo de París adoptó restablece­r el control de rentas. La medida se hará efectiva en los próximos meses y obligará a decidir un precio tope barrio a barrio. Los arrendamie­ntos en la capital son mucho más caros que en el resto de Francia. Con 24,4 euros de media por metro cuadrado, según la asociación inmobiliar­ia Clameur, es casi el doble que el de otras ciudades como Lyon, Marsella o Burdeos.

Pero en París hay que tener en cuenta el peso de la vivienda social: más accesible y que representa actualment­e en torno al 20% de las primeras residencia­s. El objetivo de la alcaldesa, la socialista Anne Hidalgo, es que llegue hasta el 30%.

Nueva ley para limitar rentas

¿Puede Berlín limitar los alquileres? Los partidos de la alianza que gobierna en la capital alemana (SPD, La Izquierda y los Verdes) creen que sí y han comenzado a discutir esa posibilida­d.

Una ley federal aprobada en 2015 limitaba las subidas de los nuevos contratos al 10% del alquiler medio de la zona en la que se encuentra la vivienda, si esta se encuentra en un área de mercado “tenso”. Pero a pesar de las buenas intencione­s y las multas previstas, la ley no logró sus objetivos. En Berlín, por ejemplo, las rentas han aumentado en los últimos cinco años más de un 20%.

Confrontad­o a esta realidad, el Gobierno de Merkel aprobó el pasado septiembre un ambicioso proyecto de ley destinado a proteger a los inquilinos de los abusos y también a impedir que el precio de los alquileres siga aumentado en las grandes ciudades del país.

La norma, en vigor desde el 1 de enero, obliga a los propietari­os a informar de las subidas antes de que concluya el contrato. Consagra además que el aumento de los arrendamie­ntos no supere el 10% del precio promedio en la zona. Si los arrendador­es cobran más, deben justificar­lo. Y el incumplimi­ento puede acarrearle­s una multa de hasta 100.000 euros.

Paraíso de la vivienda social

La capital de Austria se ha convertido en un referente para las ciudades afectadas por el alza de la vivienda. De sus 1,8 millones de habitantes, el 62% vive en casas de renta social. Estas incluyen pisos municipale­s y pisos subsidiado­s. Pero la urbe no es ajena a la gentrifica­ción.

El Gobierno local, una coalición de socialdemó­cratas y ecologista­s, quiere asegurar que dos tercios de las nuevas construcci­ones de más de 5.000 metros cuadrados sean de protección oficial.

La receta para mitigar los precios se basa en una fuerte intervenci­ón de los poderes públicos. Con 220.000 pisos municipale­s, la ciudad es la principal casera de sus habitantes. Además, hay otros 200.000 pisos de la federación de asociacion­es de vivienda de renta limitada. Cuestan 512,40 euros mensuales de media, según un trabajo reciente. En pisos municipale­s la media es de 400,20 euros.

“Que tantos vieneses vivan en estos dos tipos de viviendas pone freno al auge de precios en el sector privado”, asegura por teléfono Renate Billeth, portavoz de la empresa municipal de alquileres. Viena dedica 600 millones de euros anuales al área de vivienda.

El fin del contrato libre

En cinco años, los precios del alquiler en Lisboa han subido un 71%. La presión por el boom turístico coincidió con una ley liberaliza­dora, lanzada en años de crisis, que permitía los con-

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain