La importancia del desenlace perfecto
Vis a vis, la primera serie insignia de la actual ficción española, se despedirá en las próximas semanas. Su cadena, Fox, anunció ayer que los dos últimos capítulos de la cuarta temporada —que se emitirán el lunes próximo y el 4 de febrero, respectivamente— supondrán la conclusión de la historia, en un final que despedirá a uno de los repartos más diversos de la televisión española y, a la vez, rematará la introducción de la calidad como una norma y no como excepción.
“Acabar la serie ahora es cumplir una especie de promesa de lealtad con la forma en la que son ahora las nuevas narrativas”, asegura Iván Escobar, su productor ejecutivo. “Antes te despedían a mitad de la serie, o empezaban a emitirte a medianoche para quitarte de en medio o te cancelaban. Cuando puedes prepararte el final, tienes la obligación de no alargarte ni dejar las cosas a la mitad”, añade.
Desde su estreno en abril de 2015 en Antena 3, Vis a vis ha contado los conflictos en dos cárceles de mujeres, pero la historia más notable es la que ha vivido la serie en el mundo real desde aquella fecha. En cierta manera, ha resultado emblemática en la evolución de la industria televisiva española. Antes de su emisión, muy pocos creían en ella porque se parecía demasiado a otras ficciones internacionales (especialmente a Orange is the New Black, de Netflix, cuya trama también se centra en una cárcel femenina). Pero acabó sorprendiendo por la hasta entonces inusual calidad de los guiones e interpretaciones y por lo arriesgado de su estética, donde manda el amarillo y no se ven rojos.
Creó una legión de fans, llamada Marea Amarilla, que se convertiría en norma —con La casa de papel, por ejemplo—. Esos fans empezaron a encontrarse por todo el mundo. Y, por último, cuando Antena 3 la canceló repentinamente tras la segunda temporada, descubrió las ventajas de la televisión de pago: Fox rescató el programa y dio liberad a los creadores para que hicieran capítulos más cortos si querían. Es, en cierta manera, el viaje que ha experimentado la industria de la ficción televisiva, que vive un momento dorado en plataformas de pago como Movistar + o Netflix.
Esta vez le corresponde sentar un último precedente: cómo se remata una serie en este nuevo panorama. Los finales tienen fama de ser complicados en televisión, y Vis a vis ha ido acumulando mucho legado que ahora debe proteger. Escobar ha comentado que recurrirá a Maggie Civantos, la protagonista de sus primeras temporadas, quien tal vez sea su arma más infalible. “La primera mirada de la serie fue suya. Son los ojos que nos han llevado por las cárceles. Es justo que la historia que empezó con su entrada en la cárcel acabe con el final de su experiencia en la cárcel”, explica. “Y esa es la clave del final: que sea justo. A estos personajes les hemos hecho cien mil putadas y han sobrevivido a ellas. Se merecen algo de justicia poética. Lo que no quiere decir que será un final del todo feliz”, incide.
La ficción ha mantenido hasta sus últimos minutos un hito sobresaliente: es el reparto con mayor número de mujeres de este país, en el que se incluye también a una actriz transexual (Abril Zamora), cuyo personaje tiene tramas con independencia de esa condición. “Cuando empezamos la serie, chocaba que hubiese tanta mujer. En ese sentido, hemos ido avanzados a nuestro tiempo. Desde entonces ha habido una serie de movimientos necesarios y ahora que están en eclosión, nos vamos”, remata el productor ejecutivo.