Los militares arropan a Maduro ante la creciente presión interna y global
La decisión de Juan Guaidó de proclamarse presidente interino de Venezuela provocó un tsunami de consecuencias aún impredecibles en un país que vive sumergido en un
Las declaraciones del ministro de Defensa, Vladimir Padrino, en las que ofreció ayer respaldo a Maduro y rechazó la investidura de Guaidó muestran, de nuevo, que la cúpula militar sigue constituyendo el elemento más fiable del chavismo para sostenerse en el poder. Con apoyo de los militares, Maduro puede atrincherarse para resistir los embates de la población desesperada y los reclamos que vienen desde el extranjero, jugando al agotamiento, como ha sucedido atolladero institucional y bajo una crisis económica y social galopante. El nuevo empuje de la oposición, con el respaldo de parte importante de la comunidad internacional, ha hecho atrincherarse a Nicolás Maduro, quien
en otras ocasiones. Ayer el líder chavista aceptó la propuesta de México y Uruguay para abrir un nuevo diálogo.
La alianza entre el chavismo y el sector castrense es denominada en el universo bolivariano “la unión cívico-militar” y ha constituido, desde los tiempos de Hugo Chávez (fallecido en 2013), el marco conceptual para facilitar la participación de las Fuerzas Armadas como actores políticos en favor del régimen chavista.
El rotundo pronunciamiento se escuda en el apoyo de la cúpula militar ante la clara pérdida de apoyo en las calles. Las Fuerzas Armadas cerraron ayer filas alrededor del líder chavista, con una contundente intervención del ministro de Defensa.
de la comunidad internacional ante la jura de Guaidó, especialmente de Estados Unidos, que lo reconoció de inmediato como presidente interino, y el carácter multitudinario de la manifestación del miércoles han mostrado a un Maduro titubeante en su reacción, sin vínculos con la población y aún más aislado que antes. El nuevo espaldarazo del general Padrino a Maduro ha dejado traslucir algunos síntomas que indican que el Gobierno bolivariano no las tiene todas consigo
en la actual coyuntura, ni siquiera entre los militares. Las fuerzas de seguridad de Maduro no se han atrevido a tocar a Juan Guaidó. La resolución del Tribunal Supremo que exhorta al fiscal general, el chavista Tarek William Saab, a que proceda penalmente contra Guaidó, no se ha concretado.
Todas las noticias que han llegado hasta el momento de la hermética comunidad militar venezolana en medio de la crisis política sugieren que los valores y la doctrina chavista se han materializado con total firmeza en las Fuerzas Armadas, rebautizadas por Maduro como Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Todo este proceso se coció a espaldas de la opinión pública y era desconocido en toda su dimensión por la dirección de la plataforma opositora de la Mesa de la Unidad Democrática.
El rostro de Hugo Chávez, junto al de Simón Bolívar, está presente en todos los cuarteles del país, donde son por igual objeto de culto, así como en muchas calles, avenidas e instalaciones oficiales. Todo militar venezolano está obligado a despedirse en sus comparecencias con la frase: “¡Chávez vive!”. El adoctrinamiento chavista en el mundo castrense, sin embargo, no ha podido impedir que el descontento entre los oficiales y la tropa esté hoy muy extendido por la pésima situación económica del país.
La respuesta de los seguidores de Maduro en la calle en la jornada del 23 de enero ha sido asombrosamente precaria. La del miérEl “Un milagro, que se alineen todos los intereses internacionales en favor de Venezuela, es lo que necesitamos”, opinaba Franco Davidio, también comerciante de 56 años, que era parte del corrillo. Ambos aseguran que Guaidó abrió la última válvula que queda a la oposición venezolana, que desde 2014 está peleando por un cambio de Gobierno con intensas jornadas manifestaciones callejeras y varios intentos de diálogo internacionales. “Ya tenemos un presidente legal, que no tenía otra forma de juramentarse y lo hizo con respaldo de los cabildos y del pueblo”, dice Cabral. “Si no es ahora, nunca saldremos de esta pesadilla”, remata Davidio.
En el centro de la ciudad, en los alrededores del puesto militar de Cotiza, que encendió la chispa de las protestas callejeras luego