Europa proyecta el mayor acelerador de partículas
El CERN publica su plan para construir un colisionador de protones de 100 kilómetros con el que explorar el universo desconocido
Europa quiere albergar el mayor acelerador de partículas de la Tierra, que se usará para entender de qué está hecho el 95% del universo. El nuevo mastodonte de la física mundial, conocido como Colisionador Circular del Futuro (FCC), se instalará en un túnel subterráneo de 100 kilómetros de largo que se construirá en la frontera entre Suiza y Francia. El anillo estará conectado al del LHC —el actual acelerador más potente del mundo— con 27 kilómetros de circunferencia.
Un panel de más de 1.300 científicos de 35 países, coordinados por el laboratorio europeo de física de partículas CERN, acaba de presentar el diseño detallado de esta nueva máquina, que tendrá siete veces más potencia que su predecesor.
La construcción y puesta en marcha de este acelerador definirá la física de partículas durante buena parte de este siglo. Será capaz de alcanzar el próximo nivel en la comprensión del universo, más allá del bosón de Higgs y el resto de partículas elementales que, juntas, describen la materia convencional que compone las estrellas, los planetas, los seres vivos y cualquier otra cosa del universo visible. Toda esa materia supone menos del 5% del cosmos. El resto es totalmente desconocido.
“Usaremos los diferentes aceleradores del CERN como si fueran las marchas de un coche hasta alcanzar la máxima potencia”, resume Michael Benedikt, jefe del panel de expertos del proyecto. Gracias a esta instalación científica se podrán responder “grandes preguntas abiertas de la física”, explica el físico.
La primera es entender de qué está hecha la materia oscura, invisible a los telescopios, pero con un empuje gravitacional que es fundamental para que las galaxias sean tal y como las vemos desde la Tierra. Este misterioso componente constituye el 27% del universo. Además, el Antiguo acelerador (perímetro: 27 km)
SUIZA FCC podría empezar a aclarar qué es la energía oscura, la fuerza teóricamente responsable de que los límites del cosmos sigan expandiéndose de forma acelerada y que compone el 68% restante del universo, razona Benedikt.
Todo en esta máquina es descomunal. Su coste estimado es de 24.000 millones de euros, necesita tecnologías que ni siquiera existen en la actualidad y no estará completada hasta finales de la década de 2050. Europa tiene además un temible competidor. China quiere construir un acelerador casi igual en menos tiempo.
“Esta máquina alcanzará el máximo de energía posible al que podemos llegar con las tecnologías que conocemos, es nuestro último cartucho”, explica Carlos Lacasta, investigador del Instituto de Física Corpuscular de Valencia y secretario científico del Comité Europeo para Futuros Aceleradores.
La nueva instalación entrará en funcionamiento en fases. A partir de 2040, usará el túnel de 100 kilómetros para colisionar electrones y positrones, su reverso de antimateria. Funcionará como una fábrica de bosones de Higgs que ayudará a entender las propiedades de esta partícula. A finales de 2050 comenzará a funcionar la versión mejorada capaz de colisionar protones, es decir, entrar en la física desconocida.