La doble barrera laboral de los hijos de inmigrantes
Los descendientes de extranjeros sufren los mismos problemas que sus padres para encontrar trabajo y las dificultades propias de los jóvenes “Muchas veces es discriminación pasiva o bromas”, dice una joven El desempleo entre los migrantes supera el 20%;
Esther Mamadou-Blanco no incorpora una foto a su currículum. Y, a veces, no escribe su nombre completo, sino Esther Blanco o Esther M. Blanco. Oculta el apellido centroafricano de su padre. “Lo he hecho para que la persona que se ocupa de la selección de personal no tenga ningún prejuicio”, declara esta jurista valenciana.
El 20% de nacidos en España en la última década tiene al menos un progenitor extranjero, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sus identidades mixtas les permiten gozar de las ventajas de mantener vínculos con la cultura de sus padres y conocer las lenguas de ambos países. Pero eso no les salva de que lo tengan más difícil si quieren acceder a un puesto de trabajo y ascender en él después.
El Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAX), dependiente del Ministerio de Trabajo, señala el informe de La integración de los hijos de inmigrantes en el mercado laboral de 2018 que, aunque la precariedad es común para todos los jóvenes, los hijos de migrantes parten en desventaja. Rosa Aparicio, coautora de la investigación, explica que el mercado laboral concede demasiada importancia al origen de los aspirantes a un empleo. “Hay preferencia por los nacionales”, declara. “Se envían currículum parecidos donde la única diferencia es la del inmigrante y el nativo y, efectivamente, aparece cierta discriminación”.
Isabel Murieda fue testigo de una situación que ilustra esta discriminación. Una chica negra llegó a la zapatería en la que ella trabajaba para una entrevista de trabajo. Al entrar, una de las compañeras de Isabel le dijo a la joven que ya habían encontrado a otra persona para el puesto. “A la me- dia hora llegó una chica blanca y le hicieron la entrevista”. Aquella situación le llevó a presentar una reclamación ante la Inspección de Trabajo en julio de 2018.
Sin oportunidades
Llevar velo es uno de los motivos de discriminación más claros en el mundo laboral, según pudo comprobar la investigadora Aparicio durante la elaboración del informe para el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia. Fátima Bourhim, de 23 años, lo sabe. Estudia fisioterapia en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) y, según cuenta, una paciente la cuestionó durante sus prácticas por llevar velo. Algo similar le pasó a Laila Serroukh. Esta tuitera y periodista explica que fue rechazada en una entrevista de trabajo, según argumentaron sus posibles empleadores, porque “los clientes no querían tratar con una persona como yo” por llevar velo. Además del velo o la religión, hay otros motivos. Los estereotipos fomentan que las personas racializadas no puedan acceder a los puestos de mando en el mundo laboral. “El latinoamericano no puede acceder a un puesto de poder porque es latino: no es que esa persona no tenga la capacidad sino que está tan dentro del imaginario colectivo [que no es capaz] que ni se le da la oportunidad. El estereotipo termina convirtiéndose en realidad”, explica Efraín Rodríguez, actor de origen mexicano con doble nacionalidad, que lamenta el rechazo en algún casting por “ser extranjero, con cara de extranjero y tener acento extranjero”.
“Tenemos un doble techo de cristal”, declara Fátima, de 23 años, nacida en España y con padres marroquíes. “Por ser mujer y ser racializada”, señala esta joven estudiante de una FP de auxiliar de enfermería. Y, una vez entras en el mercado laboral, también “es bastante frecuente sufrir discriminación racial”, añade Isabelle Mamadou, la primera española seleccionada en el programa de las Naciones Unidas para afrodescendientes. “Muchas veces se trata de discriminaciones pasivas: no son intimidaciones o acoso, sino bromas o tocamientos en el pelo. Eso también es racismo”.
El grueso de la población inmigrante en España se concentra entre gente joven y adulta en edad de trabajar. Solo un 5% tiene más de 69 años, según datos del INE de 2018. Sin embargo, los jóvenes hijos de inmigrantes parten con desventaja sobre los hijos de españoles: “En la proporción de desempleados, en el tiempo empleado en encontrar empleo, en los canales utilizados para obtenerlo y en los tipos de ocupación”, según el informe del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia. Según datos de 7.000 entrevistas, los hijos de migrantes con estudios universitarios ocupaban un 7,1% de trabajos cualificados (trabajos administrativos, técnicos y directivos), frente a un 21,3% de los hijos de nativos.
“Una proporción significativamente mayor de los hijos de nativos ocupa ya posiciones administrativas de cuello blanco y profesionales que los hijos de inmigrantes”, apunta otro informe de la Fundación La Caixa sobre la segunda generación de inmigrantes, que señala que muchos son relegados a trabajar como camareros, dependientes y repartidores a domicilio.
“En general, las personas de origen inmigrante tienen un acceso al mercado laboral peor que los autóctonos”, explica Héctor Cebolla, sociólogo e investigador de la UNED. Lo demuestran, por ejemplo, los datos de paro del tercer trimestre de 2018, en los que los extranjeros acumulaban una tasa del 20,64%, mientras que la de los españoles estaba en el 13,70%. Aunque Cebolla precisa: “A las segundas generaciones [nacidas desde el año 2000] no les ha dado tiempo de acceder al mercado laboral y no podemos saber aún su desempeño”.
Para superar las barreras, Yasmín Salem creó una pequeña lanzadera de empleo para mujeres musulmanas llamada MasturahJob. Su proyecto nació mientras trabajaba en una peluquería que atendía a clientas musulmanas. “Vi que todas tenían unas titulaciones tremendas pero que no las aceptaban en puestos de trabajo, donde les decían directamente que era por el velo”, cuenta. Su proyecto, junto a otras 70 propuestas, se encuentra en plena fase de desarrollo en el espacio de innovación urbana La Nave de Madrid. “Las empresas realmente necesitan de nuestra diversidad y nuestras capacidades y ahora ya existe la manera de contactar con nosotros”, asegura.