El Pais (Valencia)

El fin de una época

- MODESTO LOMBA Modesto Lomba

Elio Berhanyer era el último creador de alta costura que quedaba en España. Su muerte supone el final de la época gloriosa de la alta moda nacional, pero también el adiós a una persona con un corazón que no le cabía y un amigo excepciona­l. Lo conocí cuando ya era mayor, pero siempre fue un magnífico compañero. Junto con Jesús Delpozo, Roberto Verino, Ángel Schlesser y Antonio Perna fundamos la Asociación de Creadores de Moda de España. Siempre tuvo claro que el sector tenía que trabajar en equipo y así lo demostró toda su vida.

Como buen cordobés, era muy simpático. No lo definiría como jocoso, pero sí tenía un sentido del humor particular. Me vienen a la mente anécdotas que nos contaba con mucha gracia. Una de mis favoritas es cuando Cristóbal Balenciaga vino a Madrid porque quería conocerlo. A través de la marquesa de Llanzol organizaro­n una cena, pero cuando llegaron a su casa Elio se había ido al cine. La marquesa acabó buscándolo por todas las salas de la capital para llevarlo a esa cena en la que Balenciaga le esperaba. Él, desde luego, lo contaba con mucha más gracia que yo.

Su legado es impagable. Me vienen a la cabeza muchas piezas y fotos históricas de sus diseños. Firmó los uniformes de Iberia durante más de una década y, desde luego, llevaron la moda española por todo el mundo. Tenía piezas magistrale­s con las que vistió a infinitas clientas muy importante­s en España, entre ellas la reina Sofía, con quien tenía una relación personal más allá de ser su modisto.

Elio empezó en el oficio de forma casual. Le hubiese gustado estudiar Arquitectu­ra, pero tras la muerte de su padre en la guerra, tuvo una vida bastante precaria. No logró hacer la carrera, pero su moda siempre se vio influencia­da por esa pasión por la arquitectu­ra. Un buen día, le encargaron el escaparate de una peluquería en la puerta de Alcalá y montó un maniquí enfundado en un vestido que llamó la atención de la dueña del salón, que acabó comprándol­o. Le pidió que hiciera más para sus sucursales en Nueva York, pero Elio nunca quiso dejar España. Ni siquiera cuando conoció a la pareja de una buena amiga, un diseñador que estaba empezando y que lo invitó a trabajar con él al otro lado del charco. Elio le dijo que no. El joven diseñador era Oscar de la Renta.

Aunque ya sabía que estaba muy malito, uno nunca está preparado para recibir estas noticias. Me quedo con el Elio de los últimos años como persona, como amigo. Como compañero comprometi­do con todos nosotros y con la moda.

es diseñador.

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