Un diputado gay renuncia a su escaño y deja Brasil tras recibir amenazas de muerte
El diputado federal brasileño Jean Wyllys, representante por Río de Janeiro del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), anunció ayer que renuncia a su escaño por las amenazas de muerte que ha recibido en los últimos meses. En su cuenta de Twitter,
El general retirado añadió: “Si te gusta [lo que defiende un parlamentario], aplaudes, si no te gusta, paciencia”, y que habrá que “ver en qué consisten esas amenazas porque él hablo de manera genérica”. El tuit de Wyllys fue publicado después de que, en una entrevista en el diario Folha de São Paulo, anunciara que dejaría el cargo y el país tras recibir amenazas. Después del asesinato de la concejala Marielle Franco (también militante del PSOL, el partido de Wyllys), en marzo del año Wyllys agradeció el apoyo de los electores y afirmó que preservar su integridad también es una forma de lucha. El vicepresidente Hamilton Mourão declaró que, aunque no está en el pellejo de Wyllys, sí considera que “quien amenaza a un parlamentario está cometiendo un crimen contra la democracia”.
pasado, el diputado vive con escolta policial. “Hicimos mucho por el bien común. Y haremos mucho más cuando llegue el nuevo tiempo. Gracias a todas y todos, de todo corazón”, escribió en Twitter.
Wyllys iba ahora a asumir el cargo para el que sería su tercer mandato parlamentario consecutivo. El político, que logró el apoyo de unos 24.000 votantes en las últimas elecciones, fue el primer diputado abiertamente gay que abanderó la causa LGTB en el Congreso brasileño. Wyllys logró Un informe de 2017 del comité asegura además que alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU representa una oportunidad de mercado de 12 billones de dólares en cuatro sectores capitales: alimentación y agricultura; ciudades, energía y materiales.
Hasta el vital comercio de materias primas, o lo que quede de ellas una vez esquilmadas las tierras y las minas de África y América Latina por China, puede beneficiarse si se contiene el cambio climático; como las amenazadas capas freáticas, de cuya agua depende hoy la subsistencia de 2.000 millones de personas. El PIB es ya una medida insuficiente porque no tiene en cuenta el bienestar —o el malestar, en la mayoría de los casos— de la gente. Por eso es hora de cambiar el discurso —los baremos, pero también los valores— y, a beneficio de inventario, aparcar la suspicacia al mirar a Davos.