La crisis de Podemos se agrava con la dimisión de su líder en Madrid
La crisis abierta en Podemos se agravó ayer con la dimisión de Ramón Espinar, el secretario general del partido en Madrid. Espinar, hombre de confianza de Pablo Iglesias, no solo
La renuncia de Espinar, según todas las fuentes consultadas, es consecuencia directa de la crisis abierta la pasada semana, la peor de Podemos en sus cinco años de existencia. Errejón anunció entonces una alianza con Carmena al margen de las siglas del partido de Iglesias y provocó un cisma en la formación morada, con reverberaciones en varias autonomías y una situación potencialmente explosiva. Ese lío no termina de remitir: la cúpula de la formación convocó ayer para el próximo sábado, 2 de febrero, una reunión del Consejo Ciudadano Estatal, su órgano ejecutivo.
Espinar comunicó su decisión a los órganos de Podemos y llamó también a Errejón para anunciarle su renuncia, que luego hizo pública a través de Twitter. “En la situación actual no se dan las condiciones para llevar el proyecto de Podemos en Madrid hacia donde creo que debe dirigirse”, explicó en su mensaje en la red social.
A principios de semana, Espinar ya había mostrado en reuniones internas su preocupación por el proceso para elegir un nuevo candidato a las elecciones autonómicas madrileñas a fin de competir con Más Madrid, la lista de Errejón y Carmena. Según fuentes de la formación, Espinar no compartía la idea lanzada por Pablo Iglesias, en respuesta al movimiento de Errejón, de concurrir a los comicios regionales con una lista propia de Unidos Podemos. Pero, frente a su posición, estaba recibiendo fuertes presiones de la dirección nacional para poner en marcha esa candidatura. Todas las fuentes consultadas apuntan a que esa ha sido la causa de su renuncia.
Tras la renuncia de Espinar, varios dirigentes madrileños defendieron la apertura de negociaciones con Errejón para buscar una lista única. Interlocutores del dimitido secretario general señalaron que Espinar pretende alejarse de la batalla y descarta integrarse en Más Madrid.
Dirigentes regionales del partido señalan que la maniobra de Errejón, la pasada semana, provocó una ruptura en la federación madrileña de Podemos. Durante los últimos días la inquietud se había extendido por el partido en Madrid. El ya ex secretario general cerró filas el pasado sábado con Iglesias en la reunión del comité electoral nacional. “Espero que podamos pasar página y mirar al futuro”, dijo. Pero los chats que comparten los dirigentes del partido se llenaron de teorías sobre los efectos que tendría que Podemos presentara su propio candidato frente a Errejón. Algunos recordaron que sin renuncia a liderar el partido en esta comunidad, sino que abandona también sus escaños en la Asamblea madrileña y en el Senado, donde era el portavoz de Podemos. Como líder del partido en Madrid, Espinar era el encargado La renuncia de Ramón Espinar deja a Pablo Iglesias sin uno de sus aliados más leales en una plaza, Madrid, que lo es todo para Podemos. Siempre al lado del líder supremo en todas las crisis internas, desde el cese de Sergio Pascual como secretario de Organización por las supuestas confabulaciones contra Iglesias a las primarias autonómicas frente al tíquet encabezado por Rita Maestre junto a Tania Sánchez (en pleno proceso se conoció la compraventa de una vivienda protegida en Alcobendas con la que Espinar obtuvo una ganancia de 20.000 euros, pero esa es otra historia). Con lo que no ha podido Espinar es con las presiones de su propio bando para presentar una candidatura alternativa al proyecto de Íñigo Errejón a riesgo de romper del todo a Podemos.
Las concesiones del dirigente territorial dimitido, eterno perdedor de las cuitas entre Iglesias y Errejón, forman parte ya de la corta historia del partido. La principal, tener que tragar con que Errejón, y no él mismo, fuera el candidato a la presidencia de la Comunidad el 26 de mayo. Tampoco de gestionar la búsqueda de un candidato para competir con Íñigo Errejón en las elecciones autonómicas de mayo, una vez que este decidió sumarse a la plataforma política de la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. entró en las listas al Congreso. El conflicto por el control de las listas autonómicas, que estalló el pasado abril —y en apariencia resuelto por Iglesias— fue el preludio del cisma que ha asomado a Podemos al precipicio.
Activista en el 15-M, en su caso en el colectivo Juventud sin Futuro, Espinar se va dejando alcanzar el 5% de los votos emitidos no se puede lograr representación en la Asamblea, lo que podría dejar en nada los cientos de miles de sufragios que cosechara la candidatura patrocinada por Iglesias. Eso fue exactamente lo que sucedió en 2015 con la lista de Izquierda Unida que encabezó entonces el poeta Luis García Montero.
Errejón renunció a su escaño en el Congreso el pasado lunes y presentó su abandono como un gesto para limar asperezas con el sector de Iglesias. En la federación madrileña y en su grupo parlamentario regional —profundamente dividido entre pablistas y errejonistas— se incrementaron a partir de entonces los movimientos para rebajar la tensión.
La Declaración de Toledo
La dimisión de Espinar cogió por sorpresa a la mayoría del partido, incluido un grupo de secretarios autonómicos de Podemos que se reunieron en la mañana de ayer en Toledo. Estaban convocados por José García Molina, vicepresidente de esa comunidad en el Gobierno de coalición con el PSOE y muy próximo a las posiciones de Pablo Iglesias.
A la cita acudieron los representantes Euskadi (Lander Martínez), Murcia (Óscar Urralburu), La Rioja (Kiko Garrido), Islas Baleares (Mae de la Concha), Extremadura (Álvaro Jaén), Comunidad Valenciana (Antonio Estañ), Canarias (Noemí Santana), Aragón (Nacho Escartín) y Asturias (Daniel Ripa), un grupo en el que se conjugaban sensibilidades políticas diferentes dentro de la formación. Los 10 líderes territoriales aprobaron un texto bautizado como Declaración de Toledo, que pretende ser “una llamada a la confianza, a la unidad, a la coordinación y a la negociación” con el fin de seguir construyendo “un proyecto político”. Pero la brecha abierta en Podemos no parece conducir precisamente hacia la unidad.