El Pais (Valencia)

El primer congreso del partido de Puigdemont pone en jaque al PDeCAT

- CAMILO S. BAQUERO,

El Partit Demòcrata Català (PDeCAT), heredero de Convergènc­ia, no tiene ni tres años de vida y ya se asoma al abismo de la escisión. La amenaza proviene de La Crida Nacional per la República, el instrument­o político promovido por el expresiden­te Carles

El problema es que La Crida ya es un partido registrado ante el Ministerio del Interior. Otra cosa es que sus dirigentes, entre los que está el delegado de la Generalita­t en Madrid, Ferran Mascarell, lo hayan puesto a hibernar y por ahora se centren en que son una “asociación”. En la asamblea de hoy están citados los 16.000 fundadores y se escogerá la Presidenci­a, la Secretaría General y una dirección de 19 miembros. Cada uno de los fundadores aportó, al menos, 10 euros.

El tándem propuesto por la lista oficial está compuesto por el exlíder de la Assemblea Nacional Catalana Jordi Sànchez, en prisión preventiva por un supuesto delito de rebelión, y el exalcalde ecosociali­sta de Cerdanyola del Vallès Toni Morral. Se votarán dos ponencias y se definirá si, para alcanzar el objetivo último de la independen­cia catalana, es necesario participar en elecciones.

La Crida se empezó a fraguar justo tras el éxito inesperado de Junts per Catalunya, la candidatur­a liderada por el expresiden­t en las pasadas elecciones catalanas y que, contra todos los pronóstico­s, superó a Esquerra. Los republican­os habían declinado la invitación de Puigdemont para repetir coalición electoral tras una legislatur­a muy convulsa en la que se dejaron la confianza mutua por el camino si bien lograron su objetivo de celebrar el referéndum independen­tista declarado ilegal por la justicia.

Junts per Catalunya se hizo a expensas de los derechos políticos del PDeCAT, la formación que surgió en 2016 de las cenizas de Convergènc­ia Democràtic­a. Puigdemont tuvo carta blanca para Puigdemont y que hoy celebra su congreso constituye­nte, con 4.000 inscritos. La Crida, según su ponencia política, tiene como objetivo proclamar la república catalana, pero en ese camino no descarta presentars­e a distintas elecciones. El PDeCAT cree que eso fragmentar­ía su espacio electoral.

hacer la lista. Sin embargo, dentro del partido, que entonces capitaneab­a Marta Pascal e intentaba dejar atrás el pujolismo y los escándalos de corrupción, había posiciones encontrada­s. Si bien se reconocía a Puigdemont como un líder, una parte de la militancia, aunque independen­tista, no estaba de acuerdo con la vía unilateral de independen­cia y su confrontac­ión con el Estado.

Puigdemont, Sànchez y el propio presidente de la Generalita­t Quim Torra comenzaron a promover entonces una plataforma panindepen­dentista, “de amplio espectro y transversa­l”, que se disolvería

una vez se cumpla el objetivo de una Cataluña independie­nte. Una formación “ni de derechas ni de izquierdas”, en palabras de Mascarell. Esto implicaba ir más allá de las fronteras de los neoconverg­entes. Una parte del PDeCAT se sintió ninguneada.

La presentaci­ón inicial de La Crida, el verano pasado, coincidió en el tiempo con un congreso del PDeCAT en el que el sector más afín a Puigdemont amenazó con sacar a Pascal si no se alineaba con las tesis del expresiden­t . La jefa de filas, con un papel muy importante en la negociació­n de la moción socialista que sacó a

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