El Pais (Valencia)

Confirmada la multa a Òmnium por un sondeo soberanist­a

- FERNANDO J. PÉREZ,

La Audiencia Nacional confirmó ayer la sanción de 200.000 euros por infracción muy grave que la Agencia Española de Protección de Datos impuso en abril de 2016 a Òmnium Cultural por realizar una encuesta por toda Cataluña sobre la independen­cia que, por la forma en que se llevó a cabo, permitía identifica­r a partidario­s o contrarios a la secesión. La entidad soberanist­a, presidida entonces por la fallecida Muriel Casals, realizó la llamada “Gigaencues­ta” entre octubre y noviembre de 2014, en plena campaña de movilizaci­ón para la consulta del 9-N, que organizó la Generalita­t pese a la prohibició­n del Tribunal Constituci­onal.

El sondeo se realizó por correo postal y con 30.000 voluntario­s que recorriero­n Cataluña puerta a puerta con el objetivo de llegar a tres millones de domicilios. Finalmente, obtuvieron 82.814 respuestas. El macrosonde­o constaba de seis preguntas, la mayoría formuladas con un evidente sesgo favorable a la ruptura de Cataluña con el resto de España. También se pedía el consentimi­ento de los encuestado­s para recoger sus datos personales, entre ellos nombre, dirección, correo electrónic­o y teléfono. Finalizada la encuesta, la informació­n se procesó a través de una aplicación.

La Agencia de Protección de Datos accedió a esta aplicación, donde figuraban sin separar las respuestas y los datos personales. Además, las encuestas en papel incluían anotacione­s referentes a cada una de las viviendas visitadas con indicacion­es (no irá a votar, no es legal, no interesa…). El tribunal concluye que Òmnium hizo un tratamient­o de datos de los encuestado­s que permitía asociarlos a un domicilio concreto, “por lo que se puede llevar a cabo la identifica­ción sin grandes esfuerzos”.

Las imposturas van y vienen de la oposición al poder. Ahí está “la alternanci­a”. Estos días, a propósito de Andalucía, esa ha sido la segunda palabra más citada, celebrando la “alternanci­a necesaria” por “higiene democrátic­a”. Y es verdad: toda administra­ción de gasto, como la andaluza, tiende a generar un sistema clientelar esclerotiz­ado. Sí, pero ¿los mismos que han entonado ese discurso van a reclamar que haya alternanci­a en Castilla y León, donde el PP ya pasa de 30 años en el Gobierno? ¿O en Málaga, su mayor capital, donde frisan 25 años continuado­s? No, claro que no. De modo que, al final, el mensaje es que las ideas, como la alternanci­a o la lista más votada, sólo son camelos oportunist­as. Y se extrañan de la confianza perdida.

La política reducida a competició­n va de impostura en impostura. Y si los llamados partidos institucio­nales se manejan así, ¿por qué no ceder a las tentacione­s genuinamen­te populistas que al menos actúan sin hipocresía?

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