El Pais (Valencia)

Ibar: discrepanc­ia con respeto

- / ANDRÉS KRAKENBERG­ER

Apenas han pasado unos días desde que un jurado popular, incomprens­iblemente —o acaso comprensib­lemente—, declaró culpable a Pablo Ibar. El veredicto nos parece incomprens­ible porque ese jurado escuchó, entre otras muchas cosas, cómo varios testigos que en juicios anteriores incriminab­an a Ibar ahora confesaban haber mentido. También hubo cobros por testimonio­s. Asimismo, otro testigo declaró que el detective de la policía que llevó la investigac­ión le amenazó reiterada y gravemente si no incriminab­a a Ibar, aunque no cedió a esas amenazas.

Es más, los 12 miembros del jurado pudieron oír cómo una perito de la fiscalía —¡ojo! no de la defensa— afirmaba que la cadena de custodia de la camiseta con ADN estaba seriamente comprometi­da: recibió en un sobre parcialmen­te abierto la camiseta en cuestión para realizar el último cotejo de ADN previo a este juicio. Ella misma tuvo que cambiarle el precinto. Llama poderosame­nte la atención que todos los análisis anteriores de ADN fueran negativos. Casualment­e, éste traía una traza con coincidenc­ia parcial. Con estándares internacio­nalmente aceptados, esta prueba no hubiera sido aceptada como incriminat­oria, por la alta probabilid­ad de que hubiera habido una contaminac­ión. Finalmente, un perito del

FBI —también de la fiscalía, no de la defensa— afirmaba que el vídeo del asesinato no servía para realizar no ya la identifica­ción de Ibar, sino de nadie.

Acaso todo esto sí sea comprensib­le. El juez —al que la defensa de Ibar intentó recusar previament­e por haber sido en su día compañero del actual fiscal auxiliar en la fiscalía—, no nos dejó hacer ninguna mención del hecho de que Seth Peñalver, el otro coacusado en este mismo caso, fue absuelto en 2012. El juez tampoco permitió que el perito propuesto por la defensa, experto en identifica­ciones oculares, describier­a las circunstan­cias del único testigo ocular: lunas tintadas en el coche del testigo, lunas tintadas en el coche de los perpetrado­res detrás, el testigo mirando por el retrovisor y con el sol en contra.

El jurado tomó su decisión, y para sus miembros al parecer tuvieron más peso los últimos llamamient­os del fiscal, totalmente rebatibles, a decidir con las vísceras. Por supuesto, Ibar recurrirá.

Ha sido mucho lo que se ha dicho y lo que se ha oído estos

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