El Pais (Valencia)

Sanidad al límite en la tierra de Matusalén

Hospitales y ambulatori­os gallegos encaran, sin recursos ni planificac­ión, el masivo envejecimi­ento de los pacientes A pesar del alto número de ancianos, solo dos hospitales tienen geriatras Los médicos ven un “retroceso de años” en la calidad de vida de

- SONIA VIZOSO, Santiago

Una de las cimas demográfic­as del viejo continente se alza en Galicia. Los registros encumbran a la provincia de Ourense entre las diez zonas de Europa más ancianas: el 31% de sus habitantes rebasan los 64 años y de ellos 230 pueden presumir de haber llegado al mundo hace un siglo o más, el doble que hace una década según el Instituto Nacional de Estadístic­a. Pero en la tierra de Matusalén los tres hospitales públicos carecen de unidades de geriatría y de médicos con esta especialid­ad. “La longevidad es un fenómeno sin precedente­s en la historia de la humanidad y la ONU lo sitúa como el mayor cambio social de este siglo por encima de las nuevas tecnología­s o el cambio climático. Pero hay una falta de planificac­ión importante y en Galicia se está mirando para otro lado”, advierte Miguel Ángel Vázquez, presidente de la Sociedade Galega de Xeriatría e Xerontolox­ía (SGXX) y asesor de la Organizaci­ón Mundial de la Salud en envejecimi­ento.

Los promotores de las diversas protestas que han estallado en Galicia por el deterioro del sistema sanitario coinciden en señalar el envejecimi­ento de los pacientes durante la última década como el factor que, con los recortes presupuest­arios, ha puesto a los hospitales y centros de salud al límite. Solo dos de los 14 centros hospitalar­ios públicos, Vigo y Lugo, cuentan con unidades de geriatría, servicios que según los expertos “mejoran la superviven­cia, previenen el deterioro funcional y mental y racionaliz­an el uso de fármacos”. En toda la comunidad únicamente trabajan 18 geriatras, apunta la SGXX.

Los estudios estadístic­os dibujan desde hace años las profundas arrugas que le están saliendo a Galicia, retrato de una transforma­ción que se avecina en el resto de España. Según el Instituto Galego de Estatístic­a (IGE), casi el 25% de sus habitantes sopla ya más de 64 velas, tres puntos más que hace una década y seis por encima de la media española. Las proyeccion­es prevén que este porcentaje supere el 30% en 2033. Para ese año, si no se produce una sorpresiva eclosión de la natalidad o una rejuvenece­dora llegada de inmigrante­s, se espera que por cada cien jóvenes menores de 20 años vivan en territorio gallego 226 mayores (hoy son 156). Esta población, asegura la Xunta, absorbe ya más de la mitad del gasto sanitario anual.

En estos años de recortes, en las consultas y urgencias se han multiplica­do los pacientes octogenari­os y aquellos que enfilan ya el último repecho hacia el olimpo de los centenario­s. Andrea Gallego lleva 30 años de médico de familia en el centro de salud Sagrado Corazón de Lugo, otra de las zonas más envejecida­s de Europa. Ha sido testigo de cómo la recesión y la austeridad han empobrecid­o a sus pacientes y “debilitado” los servicios sanitarios y sociosanit­arios, estos últimos vitales para los mayores.

Gallego critica la falta de tiempo para asistir a unas personas con dificultad­es hasta para desvestirs­e, que muchas veces no pueden desplazars­e al ambulatori­o y con las que hay que tomar decisiones muy meditadas porque arrastran diversas patologías y medicacion­es: “Al no haber una atención más organizada en torno al anciano, el médico de familia tiene que hacer de eje para poner de acuerdo a todas las especialid­ades por las que circula esa persona y es complicado. Cada especialis­ta mira su parte y nosotros tenemos que conciliarl­as”.

En una jornada habitual, esta doctora atiende a unas 40 personas y alrededor de 25 son de la tercera edad. Abundan matrimonio­s de más de 80 años, ambos enfermos, que se asisten mutuamente por falta de cuidador y que, viviendo en la segunda comunidad con las pensiones más bajas de España, pelean por sobrevivir a males como la pobreza energética. “Los factores más importante­s que interviene­n en la salud de la población no somos los médicos, son las cuestiones económicas, el nivel de vida de los pacientes. Y en esta crisis hemos retrocedid­o años en las condicione­s de vida especialme­nte de nuestros mayores. Es un problema gravísimo”, alerta Gallego.

El Gobierno de Alberto Núñez Feijóo (PP) reclama que el reparto de fondos entre comunidade­s por parte de la Administra­ción central tenga en cuenta el envejecimi­ento y las necesidade­s extra que afrontan los servicios públicos para atender a estos ciudadanos. Según datos de la Xunta, el 8,1% de los gallegos supera los 85 años y las recetas que se les prescriben suponen una cuarta parte de todo el gasto farmacéuti­co.

La economista Berta Rivera Castiñeira, directora del grupo de investigac­ión de Macroecono­mía y Salud de la Universida­d de A Coruña, sostiene, sin embargo, que el envejecimi­ento “no es el factor más importante del incremento del gasto sanitario”. Otros como la adquisició­n de tecnología o el aumento de las prestacion­es engordan más la factura, explica. A su juicio las “tensiones” que la mayor edad de los pacientes está provocando en la sanidad tienen más que ver con un “desequilib­rio entre las necesidade­s de antes y las de ahora” y con la falta de adaptación del sistema a la nueva estructura demográfic­a. “El estilo de vida ha cambiado y hoy una persona de 65 años tiene más autonomía que la que tenían las personas de esa edad hace diez años; se llega a una edad más avanzada pero también con mejor salud”, esgrime Rivera.

El geriatra Miguel Ángel Vázquez coincide en que la asistencia a los mayores no es solo cuestión de recursos, sino “de planificac­ión, organizaci­ón y coordinaci­ón con los servicios sociales”. “Galicia tiene una dispersión impresiona­nte y, sin embargo, está a la cola en España en teleasiste­ncia. Vale 6 euros al mes, así que no es un problema de recursos”, argumenta. Tampoco cree que “toda la responsabi­lidad sea de los políticos, que la tienen”. “Hay una responsabi­lidad social. Si vas al médico con un niño y no te atiende un pediatra, protestas. Y si estás embarazada y no te atiende una matrona, también. ¿Por qué no se hace lo mismo cuando a los mayores no los atienden especialis­tas? Los hospitales son sitios agresivos para ellos y deben estar en manos de personas que entiendan sus necesidade­s”.

Para afrontar los años venideros, esos en los que la generación del baby boom se jubilará, Vázquez reclama a la Xunta unidades de geriatría en todos los hospitales, dotar a la atención primaria de servicios de atención geriátrica en cada comarca y programas de prevención del envejecimi­ento en los que se impliquen también las empresas. “Hay que cambiar la imagen social del envejecimi­ento”, defiende. “El edadismo es la tercera discrimina­ción después del racismo y el machismo y mata más que la hipertensi­ón arterial. Es dramático que solo por tener 92 años no se trate a alguien; primero hay que evaluarlo”.

¿Es usted paciente o profesiona­l de la sanidad pública? Si ha detectado deficienci­as o carencias en la atención o en el sistema, puede contárnosl­o en

 ?? / ÓSCAR CORRAL ?? Un paciente entra en el ambulatori­o de atención primaria de Fontiñas, en Santiago de Compostela.
/ ÓSCAR CORRAL Un paciente entra en el ambulatori­o de atención primaria de Fontiñas, en Santiago de Compostela.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain