El cambio climático amenaza a los osos del norte de España
Los científicos prevén que el impacto en su alimentación diezme la especie
La población de oso pardo de la cordillera Cantábrica (Asturias, León y Palencia) es de las más vegetarianas de Europa. En primavera, se basa en gramíneas y otras hierbas; en verano opta por frutas carnosas, sobre todo por los arándanos, y a principios de otoño y en invierno las bellotas se convierten en sus principales aliados. Unas fuentes de alimentación y refugio que se verán alteradas con el cambio climático. Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad y de la Universidad de Oviedo, han publicado un estudio en la revista
que concluye que se producirá una importante disminución de la distribución actual de siete especies de plantas críticas para la alimentación y refugio de los osos. El estudio se centra en con alrededor de 250 ejemplares y la oriental, con mayores problemas para salir adelante, donde la cifra baja a unos 40 (seis hembras reproductoras y nueve crías). Como consecuencia de estas modificaciones del hábitat, “la población de osos pardos parece que perderá drásticamente su actual distribución en el futuro”, dice el artículo. En el escenario moderado, tanto para dentro de 30 años como de 50, baja aproximadamente a la mitad. En la opción pesimista la disminución sería “dramática”: en 2050 mantendría un 24% de la población actual y en 2070 se hundiría al 12%.
Se pueden esperar tres efectos negativos sobre esta población. En primer lugar, una bajada drástica de los bosques de roble —que dan las bellotas— que puede afectar al almacenamiento de grasa antes de la entrada en la osera, esencial para la hibernación y la cría. En segundo