‘Los girasoles’ no viajará nunca fuera de Holanda
Entre 1888 y 1889, Vincent van Gogh pintó una serie de cinco óleos florales con jarrón, que se convertirían en su obra más famosa: Los girasoles. Su museo en Ámsterdam tiene uno, y, durante su restauración, ha visto que necesita una temperatura estable. Es una tela frágil, según los expertos, y ya no podrá ser cedida a otras galerías para su exhibición temporal. Las tareas de limpieza estarán listas el próximo 22 de febrero y, a partir de entonces, el público solo podrá admirarla en Holanda.
Cada restauración artística aporta nuevos conocimientos sobre las obras, y las capas de pintura de Los girasoles “son muy sensibles a las vibraciones y los cambios de humedad y temperatura, por eso hemos decidido moverla lo menos posible”, según Axel Rüger, director del museo holandés. El óleo solo ha salido seis veces del país, la última en 2014, cuando fue colgado en la National Gallery, de Londres, junto al cuadro gemelo que esta posee en su colección.
Los trabajos actuales serán breves, pero antes de proceder ha sido sometido a una revisión general para analizar el estado de sus pigmentos y barnices. Viendo que ya es muy difícil diferenciarlos, solo se retirará la capa de cera de abeja aplicada hace dos décadas en un intento de matizar el lustre del barniz.
Corte en el lienzo
“Con el paso del tiempo, la cera se ha puesto de un blanquecino lechoso. Luego abordaré el listón de la parte superior del lienzo, añadido por el propio pintor mientras trabajaba. Lo quitaron a principios del siglo XX cuando trataron el cuadro, y por eso parece que hay un corte en el lienzo”, explicó anteayer René Boitelle, restaurador del Museo Van Gogh, durante la presentación.
La sala holandesa guarda 200 cuadros, 400 dibujos y 700 cartas del artista. Según su documentación, la serie de los cinco girasoles con jarrón fue ejecutada en Arlés (Francia), entre 1888 y 1889. El artista colgó los dos primeros lienzos en el dormitorio de Paul Gauguin, el pintor francés con el que convivió durante una temporada en la denominada Casa Amarilla, de Arlés. El holandés quería formar allí una comunidad pictórica, y a Gauguin le gustaron mucho los girasoles, que calificó de “totalmente Vincent”. “Van Gogh pintó aún otra versión mientras estuvieron juntos, pero no le regaló una a su amigo cuando se lo pidió. Sí terminó otras dos versiones libres, una de las cuales figura en este museo de Ámsterdam”, dicen los archivos de la sala.