El Pais (Valencia)

El serbio: “Rafa es el rival más grande e intenso que he tenido”

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Siempre con buena predisposi­ción, Djokovic departió ayer con los periodista­s con su habitual gentileza. No obstante, tanto en el discurso como en el semblante del serbio ya se advertían las briznas de tensión que rodean a una final de estas caracterís­ticas. Pese a que ya hayan pasado siete años, él y Nadal aún tienen fresca en la memoria la que disputaron en la central australian­a, en 2012; la más larga que se ha jugado nunca en un Grand Slam (5h 53m para que Nole venciera por 5-7, 6-4, 6-2, 6-7 y 7-5). “Espero que no dure lo mismo que aquella vez, pero estoy seguro de que será otro gran partido. Probableme­nte sea el que más represente el concepto de nuestra rivalidad. Ese partido sería la guinda del pastel”, indicaba Nole, que ofreció en todo momento palabras de elogio hacia su rival. “Creo que la gente disfrutará mucho el domingo. Jugar ante él requiere de un planteamie­nto táctico diferente, pero estoy seguro de que a él le ocurre lo mismo conmigo. Rafa es el rival más grande que he tenido a lo largo de mi carrera”, expresó Nole, capaz de desenvolve­rse en

más repetidos: Djokovic-Federer (25-22) y Nadal-Federer (23-15). Llegan ambos con una dinámica extraordin­aria, habiendo ahorrado mucho combustibl­e —en las seis rondas previas invirtiero­n solo 12h 12m Nadal, y 11h 59m, Djokovic— y con registros parejos. El balear aterriza limpio e intimidato­rio, sin haber perdido un solo set, mientras que el serbio se dejó solo dos: uno contra Shapovalov y otro ante Medvedev.

“Rafa está mejor que nunca sobre pista dura”, expuso Djokovic, que se adjudicó el último precedente sobre superficie rápida, en cinco idiomas; “él es, sin duda, el más intenso con el que he jugado nunca. Te hace estar alerta desde el primer punto, no te permite relajarte nunca. Para enfrentart­e a él debes estar muy bien físicament­e y estar preparado para correr durante horas”.

Respecto a cómo enfocará el pulso, señaló que no desea prolongar excesivame­nte los peloteos. “Intentaré mandar, pero contra Nadal eso es más fácil decirlo que hacerlo. Depende de cómo vaya la cosa... No quiero meterme en intercambi­os largos; hasta ahora, mis puntos a uno o dos tiros han funcionado”, explicó antes de referirse a su evolución. Si Nadal dijo hace un par de días que había adaptado su juego a su edad, él planteó lo contrario:

la penúltima ronda de Indian Wells 2016; en este terreno, para dar con el triunfo más reciente de Nadal (32 años) contra su bestia negra (31) hay que rebobinar hasta 2013, cuando le batió en la final del US Open. “Él ha mejorado mucho su saque; ahora ahorra más energía, ya que acorta los puntos cuando saca, y así llega con más fuerza en los juegos que resta”, diseccionó el de Belgrado, incidiendo después otra vez en el factor emocional: “Podemos prometer una cosa: conociéndo­nos a los dos, vamos a dejarlo todo en la pista. A nivel mental, el que sea

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