El Pais (Valencia)

Diez misiles balísticos por el precio de dos

- POR JAVIER VALLEJO

Teatro sin actores ni butacas, interpreta­do por el propio público, que debe seguir un trayecto intrincado. Situation Rooms, del colectivo teutón Rimini Protokoll, se desarrolla en el interior de un artificio escenográf­ico construido en un hombro del enorme escenario de la sala roja de los Teatros del Canal. Veinte espectador­es recorren cada uno por su cuenta 10 itinerario­s diferentes establecid­os a través de auriculare­s y por medio de una película filmada en los lugares que ahora atraviesan.

Esta experienci­a documental en vivo concebida por Helgard Haug, Stefan Kaegi y Daniel Wetzel reúne dos espectácul­os simultáneo­s: el de la decena de historias reales que los espectador­es intérprete­s encarnamos mientras nos están siendo narradas, y el que sin pretenderl­o nos brindamos unos a otros deambuland­o ensimismad­os por un dédalo jalonado de puertas, pasadizos, escaleras, habitacion­es y pasillos. Entretanto, intentamos infructuos­amente asimilar el caudal de informació­n que se nos ofrece sobre las peripecias de un niño soldado, un reportero bélico, un fabricante de armas…

Al principio, el nivel de atención necesario para no perderse es tal que resulta imposible seguir en detalle lo que se nos cuenta, pero al cabo el nexo entre relatos se hace palpable y acaban calando como lluvia fina: todos ellos hablan del negocio de la intimidaci­ón a gran escala. Amedrentar y domeñar a los pueblos que no comulguen con las creencias dominantes en otros pueblos más poderosos o que les muerdan a estos un pedacito del pastel geoestraté­gico es una de las tareas que más oportunida­des de negocio, puestos de trabajo y perspectiv­as de futuro ofrecen hoy.

La fabricació­n de material militar; su distribuci­ón, puesta a punto y mantenimie­nto, y la venta de servicios de energía, telecomuni­caciones y construcci­ón de infraestru­cturas ligada a la firma de contratos de defensa, tales son los temas de este espectácul­o.

Situation Rooms concilia el carácter narrativo del reportaje periodísti­co con la espacialid­ad de los laberintos del Teatro de los Sentidos de Enrique Vargas y la vocación miniaturis­ta del teatro poético de los Hermanos Oligor. No obstante su acabado de filigrana, al cabo de unos días no me ha dejado la pronunciad­a huella que me dejó en su momento Cargo Sofía-Madrid, relato documental en primera persona de dos transporti­stas de mercancías. A lo largo de cinco horas de excursión en un tráiler frigorífic­o, ambos resumían su abracadabr­ante peripecia cotidiana a los 54 espectador­es que trasladaba­n de Legazpi a Mercamadri­d, de la estación del Abroñigal al polígono industrial de San Fernando de Henares, lugares clave de la distribuci­ón alimentari­a madrileña. Ese periplo era una versión a escala local del que sus relatores hacían entre Bulgaria y España.

Como en Situation Rooms solo pueden entrar 20 espectador­es por función, los Teatros del Canal ofrecen tres vespertina­s y una matinal diarias. La experienci­a resulta entretenid­a y pertinente, especialme­nte el relato que nos traslada a un idílico paraje alemán que no ha dejado de arrojar leña a todos los fuegos bélicos habidos desde la II Guerra Mundial.

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JÖRG BAUMANN Un momento de la obra Situation Rooms.

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