Álvaro Brechner “El cine no sirve para ajustar cuentas con la historia”

Alvaro Brechner (Montevideo, 1976) es uno de los talentos emergentes del cine latinoamericano. Radicado ahora en España, su filme La noche de 12 años, que cuenta el largo encierro que sufrieron tres activistas tupamaros durante la dictadura uruguaya (entre ellos, José Mujica), opta a tres premios Goya: mejor guion adaptado, mejor película hispanoamericana y mejor actor.

¿Qué o quién le llevó al cine? La insatisfacción de que la vida es una sola, pero a través de ciertos portales uno puede viajar a otras.

¿Cuál es la última película que le ha gustado? La balada de Buster Scruggs, de los hermanos Coen.

¿Y su favorita de siempre? Perdición y El apartamento, de Billy Wilder, y El espantapájaros, de Jerry Schatzberg.

¿Qué tipo de cine aborrece? El cobarde, el perezoso y el alegórico por encima de todo género o estilo.

Sus películas casi siempre se sustentan sobre un trabajo documental. ¿Las historias reales le resultan más poderosas que la ficción? Mark Twain decía: “¿Por qué la verdad es más extraña que la ficción? Porque la ficción tiene que tener sentido”. Sólo el laberinto que conjuga la imaginación con la materia que llamamos realidad es lo que provee de sentido a un relato. El cine, y el arte, es imaginación. Analizarlo bajo “realidad” es un insulto a la verdad.

¿Quedan muchas historias por contar sobre la dictadura uruguaya? Tantas como pueda uno imaginar. El cine no sirve para ajustar cuentas con la historia, darnos verdades o significados, sino para navegar sobre los matices de la condición humana.

¿El cine ha abordado suficiente la dictadura franquista? No es cuestión de cantidad. Toda buena película contiene una reflexión inherente que no puede escapar al presente y el pasado. Yo no puedo ver la maravillosa El desencanto (Chávarri) sin ver reflejado el pasado del país. De la misma forma que se puede leer Tiburón (Spielberg) como una sublimación de los miedos políticos y psicológicos de Vietnam.