De Madrid a Sevilla en coche eléctrico
Hay tres maneras. La más lenta y accesible es la convencional, en un enchufe de dos clavijas. En 12 o 14 horas carga la batería entera. La semirápida (con un enchufe más grande), que se realiza en postes, que aparecen en concesionarios, en aparcamientos municipales, en supermercados, en hoteles y restaurantes... Recarga en unas seis horas. Y la rápida que en poco más de una hora carga hasta un 98% de la batería. Para usar la lenta y la semirápida hay que llevar sendos cables imprescindibles para viajar sin quedarse tirados. Justamente eso ocurrió en el viaje anterior, en noviembre, cuando surgió la idea del reportaje. Unos días antes, el Gobierno anuncio su propuesta para acabar con la venta de motores de combustión en 2040.
En esa ocasión, el viaje acabó con un conductor de grúa, un fotógrafo y un periodista en el Parador de Oropesa, donde tenían cargador lento. El coche, alquilado en una de las dos empresas de alquiler de vehículos que ofrecen el servicio, no incluía adaptador universal. Con 10 kilómetros en la batería y sin posibilidad de recargar, el coche acabó en Toledo. Tiempo de viaje: 9 horas y 15 minutos. Hora de salida: 17.15. Hora de regreso: 02.30.
En la ruta aparecieron dos electrolineras, una en Castilla- La Mancha y otra en Extremadura, con surtidores para múltiples entradas, todavía no podían ofrecer energía a sus clientes. “Se necesita un permiso [de distribuidor de energía] de la Junta y aún lo estamos esperando”, contaba uno de los trabajadores. Dos meses y medio después siguen inactivas. La ley que proponía el Ejecutivo también obligaría a instalar puntos de recarga eléctrica en las estaciones de servicio, en distintos plazos y según su volumen de ventas. La escasez de electrolineras es limitante en las posibilidades de viajar con coche eléctrico.
Conscientes de este problema, los fabricantes de vehículos están creando una red de distribución nacional: están instalando en sus concesionarios postes de suministro no solo semirápido sino también rápido. “La idea es ofrecerlo en todos los concesionarios”, dicen desde Nissan. Entre Madrid y Sevilla hay varios.
Son las 12.40. El cielo despejado ilumina un polígono a las afueras de Talavera de la Reina. Tiene poste. No es rápido. En reserva, 108. No salen las cuentas. Parece que entre un 20% y un 25% de la electricidad se ha disipado. En realidad, se ha consumido. El viento provoca que se gaste más energía. Las cuestas, aún más. La calefacción resta.
Han pasado casi tres horas. El depósito marca 205 kilómetros. No es suficiente para llegar a Mérida. Allí hay un cargador rápido. Un detalle: los concesionarios tienen horario. De lunes a viernes, de 9.00 a 13.30 y de 15.30 a 19.00. Los sábados solo por la mañana. Nota mental: salir pronto y evitar viajar en fin de semana. A las 15.40 continúa la ruta. Hay que buscar una parada extra. La energía no llega.
Empieza a atardecer en el restaurante La Majada, cerca de Trujillo. Un grupo de amigos toma gin tonics en las mesas de la terraza. Al fondo del parking el coche está recargándose. El local no se anunciaba en la carretera: aparecía en la app Electromaps, que geolocaliza puntos de recarga cercanos (la aplicación calcula que hay en torno a 2.800 activos en España). Es colaborativa: los propios usuarios marcan los puntos y los describen. Funciona, pero es mejor llamar al destino para comprobar si se puede recargar. En La Majada se puede.
En 100 minutos la carga llega a los 82 kilómetros. Pero hasta Mérida —el siguiente punto para recargar— son 89. Hay que ahorrar energía. Climatizador apagado. La pantalla, donde se pueden ver el GPS o los flujos de energía, mejor en fundido a negro. La radio... Ya que la temperatura va a estar a ambiente, al menos que haya música. Son las 19.00. El concesionario con el cargador rápido cierra a las 19.30. “Parte del equipo del departamento de ventas se suele quedar hasta más tarde”, dicen por teléfono.
“Batería baja. Busque un puesto de carga”, dice el coche en forma de mensaje en la pantalla y dando un leve frenazo justo al llegar al punto de carga de Mérida. Nervios. En carretera el coche puede recuperar parte de la energía si se le deja que frene solo, jugando con el punto muerto y con la directa (la marcha hacia delante). En una hora y media, la batería se llena y marca 98%: 240 kilómetros. Sobran 50 para Sevilla. La radio sigue encendida. La luces, obligatoriamente. Hay energía: la calefacción, también.
Son las 22.30: 7 grados en la sierra norte de Sevilla. Las colinas y el frió han consumido parte de los kilómetros extra. El marcador de la carretera se mueve al mismo ritmo que el de la pantalla del coche. Algo más de una hora después, a las 23.40, el coche aún tiene 10 kilómetros. Está cargando. Mañana hay que hacer la vuelta. En total, 12 horas y 40 minutos para cubrir 520 kilómetros.