El Pais (Valencia)

Morata ya está en Madrid

- LADISLAO J. MOÑINO,

Contundent­e, serio, y mordaz bajo la batuta ofensiva de Thomas, el Atlético desmadejó al Getafe. Un rival que se le antojaba incómodo por el mimetismo de Bordalás con Simeone. Fue el ghanés el que con dos buenas acciones individual­es el que resolvió el damero que se intuía.

Como se preveía, el fútbol comenzó pertenecie­ndo a los entrenador­es. Todo lo previsto en dos inquilinos del banquillo de pelaje muy similar. Nada se regala y nada se hace sin tener un sentido táctico. Una retahíla de mandamient­os innegociab­les para fortalecer el bloque y no rendir espacios. Un contexto serio, donde los futbolista­s salen mentalizad­os de que el partido será de digestión larga. Nada de distraccio­nes. Jugar y acatar todo. Si Jorge Molina le metió el codo en la boca a Godín en el primer balón aéreo disputado y este no rechistó, tampoco lo hizo el delantero del Getafe cuando al central charrúa le barrió por detrás. Ambos interioriz­aron los mandobles recibidos como parte de la sobriedad con los que se cocinaba el partido en sus inicios. Cada equipo con su peluquero particular para peinar los balones largos: Saúl y Jorge Molina. Aprisionad­o el juego, cada ataque en la primera media hora se cortaba por imprecisio­nes en el pase, faltas tácticas o la destreza defensiva de ambos equipos. Oblak y David Soria fueron espectador­es en primera fila del resultado del empacho táctico: ni un disparo a puerta.

Si Simeone y Bordalás visten el mismo traje italiano, el técnico del Getafe se lo puso con más decisión. Fue su equipo el que cedió con más descaro los espacios y la pelota. Y suele ocurrir que cuando un equipo tiene más el balón, el fútbol empieza a ser más de los futbolista­s. Ahí, ya, el intervenci­onismo pizarrero es menor. Manda la calidad individual. No estaba Correa, al que su condición de agitador viene al pelo para este tipo de duelos, y Lemar estaba en día gris. Pero estaba Thomas moviéndose por zonas donde hace daño. Apareció entre líneas y se limpió a Maksimovic Álvaro Morata aterrizó anoche en Madrid tras llegar el Atlético y el Chelsea a un acuerdo de cesión por un año y medio, aunque el club inglés podría recuperar al jugador al final de este curso siempre y cuando no sea ni para venderlo ni para cederlo. Si se diera el caso, el Atlético podría retener al jugador, pero ejerciendo una opción de compra a un precio con un caño antes de filtrarle un pase a Griezmann, que se había colocado en zona de riesgo para Damián y Bruno, entre ambos. Su maniobra fue contundent­e. Control y disparo seco a la base del poste. Una acción en la línea de su categórico último mes que justifica su renovación millonaria: es decisivo semana tras semana.

Dominio rojiblanco

El gol amplificó el dominio del Atlético y la figura de Thomas. Otra vez fundamenta­l para volver a agujerear el entramado defensivo dispuesto por Bordalás. Robó Saúl, Griezmann se plegó al ghanés y este hizo un cambio de juego al costado izquierdo por el que apareció Lucas. El centro de este lo cazó primero Kalinic en un buen movimiento, pero su disparo estirando pierna hasta poder meter la puntera se estrelló contra el pecho de David Soria. El rebote lo remachó Saúl con el oportunism­o del goleador llegador que es. Ese tanto, como el partido también, ilustró matices

elevado. Morata pasará hoy el reconocimi­ento médico. Ayer, el cántico surgido del fondo que ocupan los ultras del Atlético —“Menos Morata y más Borja Garcés”— fue silbado por la amplia mayoría del estadio.

Ya en rueda de prensa, Diego Pablo Simeone se alineó con los seguidores que dan el visto bueno a Morata olvidando su pasado madridista: “La opinión es respetable, la gente puede opinar lo que quiera. Busco jugadores que le sirvan al club y al equipo”, zanjó El Cholo. del nuevo molde en el que trabaja Simeone. Thomas cada vez más se afianza como pareja de Rodrigo. Entiende mejor la posición y la ocupación de espacios que Koke y Saúl. Y también que su relación con la pelota es mejor y menos comprometi­da en campo contrario. A Saúl, ya sin tener que pasar por el lateral izquierdo que tanto le repele, su rol le lleva a convertirs­e en un especialis­ta. Primero para prolongar de cabeza los balones aéreos y después para pisar el área y sus alrededore­s. En la medida en la que se convierta en dominador manejando esas dos situacione­s podrá pelear el puesto a Koke, a Correa y a Lemar.

Con dos goles de ventaja al descanso para el Atlético fue suficiente. Dejó maniobrar más al Getafe, ahora con Jaime Mata como sustituto de Jorge Molina, cambiado en el intervalo. Godín también fue reemplazad­o en el entretiemp­o por precaución. Si Simeone miraba ya al partido con el Betis, Bordalás quizá apuntaba ya al duelo de Copa en Valencia. No dejó de competir su equipo, pero apenas hizo daño. Las ocasiones más claras fueron ya para el Atlético. Giménez se generó por piernas un remate entrando desde la frontal del área que repelió David Soria. Mollejo, atrevido, y de nuevo aireado por El Cholo, también probó con un latigazo que rasparon las yemas del meta del Getafe. Rodrigo, tras una pared prodigiosa con Saúl, no pudo superar con una picadita a Soria. De nuevo, el fútbol era de los futbolista­s. Y ahí claro, también, se desbocan para mal. Djené y Cabrera fueron expulsados para poner fin a un partido que empezaron dominando los entrenador­es y lo resolvió Thomas.

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