Una buena cosecha en 2018
Casi seis de cada diez empresas aumentaron su resultado en el último semestre del año y el 44% hicieron nuevos contratos
crecimiento del PIB del 2,3%, y BBVA, del 2,4%. El FMI es más prudente, con un 2,2%.
Aunque la procesión va por barrios, algunos están instalados en el lujo. David Vila, consejero delegado de Renta Corporación, calcula que en el sector inmobiliario hay “una ventana de tres o cuatro años buenos por delante”, aunque con cifras de crecimiento “algo más planas, dentro del marco de estabilización del resto de los sectores”. España, cree, sigue siendo un país muy atractivo en precios comparado con otros grandes europeos. Y frente a la situación política y el desafío secesionista argumenta que “por suerte, la economía ha demostrado ser muy fuerte y resistente”, aunque cree que “sería deseable recuperar un poco de estabilidad porque al final se traduce en estabilidad regulatoria”. En el barómetro, el 87% de las compañías de ese sector aseguró facturar más en la recta final de 2018. También estuvieron de suerte las empresas tecnológicas: 7 de cada 10 mejoraron su cuenta de resultados. En el sector hotelero, sin embargo, han visto las orejas al lobo. David Rodríguez, director de administración y finanzas de High Tech Hotels, desliza que, aunque han vivido tres años buenos, sus posibilidades se enfrían al calor de las tensiones, llámese independentismo catalán o Brexit.
La distribución también ha ido sobre ruedas y la industria, englobada en el epígrafe de fabricantes, es moderadamente optimista. “A nosotros nos ha ido bien”, ejemplifica Pello Rodríguez, director de la vasca Danobat. “La perspectiva de 2019 es positiva. En nuestro caso, porque estamos muy diversificados en cuanto a tecnologías, países y sectores a los que atendemos”. Admite que han seguido con mucha preocupación los mensajes y las decisiones en torno al sector del automóvil. “Hay políticas que equivalen a pegarnos un tiro en el pie. Se está provocando el desarrollo de unas tecnologías que no están en Europa”, aunque valora avances en el sector de energías renovables como la eólica.
Pero España no es una isla. “No se puede desacoplar la marcha de la economía en un contexto global”, recuerda otro de los encuestados, que prefiere no dar su nombre. “Es evidente que algunos datos internacionales apuntan a que se abren incertidumbres vinculadas a los conflictos comerciales. El Financial Times hablaba esta semana de que la desaceleración de China es la mayor en tres décadas, por no citar el Brexit. Así que podemos seguir esperando un crecimiento, pero la volatilidad se está trasladando a los mercados y finalmente llegará a la economía real”. Y si es verdad que la economía es un estado de ánimo, lo grave sería que todas esas señales erosionasen la confianza del consumidor. Aunque, como apunta otro directivo, “¿qué sería una recuperación sin una depresión posterior?”.