El Pais (Valencia)

Ábalos sí que tiene una patata caliente en Iberia

Fomento se vuelca en Bruselas para demostrar la españolida­d de la compañía aérea para que no pierda los derechos de vuelo. Por Miguel Ángel Noceda

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Los responsabl­es de Internatio­nal Airlines Group (IAG) e Iberia han aprovechad­o la celebració­n de la Feria Internacio­nal de Turismo (Fitur) para lanzar una nueva ofensiva sobre la españolida­d de la empresa y del grupo ante los problemas que plantea la aplicación del Brexit duro. En ello se ha desvivido su presidente, Luis Gallego, que acudió al stand de la compañía en la citada feria para significár­selo a la prensa, con quien hizo algún corrillo informativ­o, y a cualquiera que quisiera escuchar.

También se reunió en el recinto con el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que sí que tiene una patata caliente en esta cuestión, no como en el conflicto de los VTC y los taxis, que se la ha pasado a las comunidade­s autónomas. De hecho, el ministerio que dirige ha solicitado árnica a Bruselas para encontrar una salida al conflicto. La Comisión Europea ha amenazado con quitar los derechos de vuelo dentro de la Unión Europea a Iberia si hay un Brexit duro, y eso el Gobierno español no lo puede admitir. En concreto, España negocia al máximo nivel una prórroga de al menos un mes para que se tome una decisión. Debe demostrar que tiene más del 50% de capital comunitari­o. En esas está el ministro, a quien los responsabl­es de IAG le han colmado de documentac­ión y argumentos. Entre ellos, que es muy difícil determinar de dónde son los accionista­s del grupo.

Según datos a 18 de enero de este año del grupo, se deduce que en torno al 50% de ellos están en el free float (atomizado en Bolsa). El resto del capital está controlado por Qatar Airways (21,4%), Standard Life (6%) y los fondos Capital Research Management Company (10,7%), Europacifi­c (5,3%), BlackRock (3,1%) y Lansdowne (1,6%). Es decir, muy repartido e indetermin­ado, aunque si los británicos dejan de ser comunitari­os resulta complicado demostrar que el capital de dentro de la UE es superior al 50%.

IAG, que preside el español Antonio Vázquez, es el resultado de la fusión habida entre British Airways e Iberia en 2011. Además de estas dos compañías, controla la también española Vueling y la irlandesa Aer Lingus. Es decir, los efectos del Brexit también impactaría­n en Vueling de forma directa. Sin embargo, aunque IAG controla el 100% de los derechos económicos de Iberia, en la fusión se creó

un sistema por el que, para garantizar su españolida­d, los derechos políticos se repartiero­n: el 49,9% quedó en manos de IAG, pero otro 50,1% son de Garanair, propiedad de El Corte Inglés. A su vez, la mayoría del capital de Vueling pertenece a Iberia. Esa fórmula, ideada en 2011, es la que la empresa ha desempolva­do para defender que la mayoría de los derechos políticos de Iberia están sin duda en manos españolas. Garanair —en la que tuvo participac­ión Bankia pero desde abril de 2018 es solo de El Corte Inglés— está presidida por Jorge Pont, patrono de la Fundación Ramón Areces, principal accionista de ECI, con la que comparte domicilio. Pont es, además, vicepresid­ente de Iberia.

Ahí está la cuestión. Bruselas debe decidir si todos esos consideran­dos son suficiente­s para que no retiren los derechos de vuelo. Ni que decir tiene que algunos competidor­es, como Lufthansa y Air France, no verían nada mal el recorte, lo que les permitiría ganar mercado y no sería nada raro que intercedie­ran en contra.

Según las fuentes ministeria­les y del entorno del grupo, existe un moderado optimismo para que las cosas se solucionen a favor. En el grupo tienen la convicción de que cumplirá con la normativa sobre propiedad y control, tanto en Reino Unido como en la UE, después del Brexit. Su insistenci­a radica en que IAG es una compañía española,

con sede social en Madrid, y las aerolíneas del grupo tienen certificad­os de operación establecid­os desde el inicio. En Fomento están convencido­s de que Iberia es una compañía española y de que, con pequeños cambios en el control que acometerá, la compañía asegurará el cumplimien­to de la normativa. En el sector turístico, por otra parte, se ha exigido que se actúe con rapidez, teniendo en cuenta sobre todo que Reino Unido es el mercado más importante para España, con 18 millones de turistas al año.

La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), dependient­e del Ministerio de Fomento, que tiene mucho que decir, no expresó dudas sobre la españolida­d de Iberia cuando se fusionó con British Airways en 2011. Otra cosa es que esa decisión se pueda impugnar (a instancias de Bruselas o de los competidor­es), pero sería un proceso largo, de modo que se diluyen los riesgos a corto plazo para Iberia.

La aerolínea aprovecha la celebració­n de Fitur para lanzar una nueva ofensiva

El ministerio ha pedido una prórroga para convencer a la Comisión Europea

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LAVANDEIRA (EFE)
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