Las patronales reclaman “un alud de ayudas” con los fondos europeos
Economía pretende acelerar el desarrollo de las inversiones del plan tras las vacaciones
A mediados de agosto, con buena parte de los españoles repartidos entre la playa, la montaña y las filas de la vacunación, un cheque de 9.000 millones de euros viajó de Bruselas a Madrid. La ayuda, la primera de otras muchas que seguirán la misma ruta durante los próximos cinco años hasta llegar a 140.000 millones —de los que la mitad tendrán que ser devueltos— es la respuesta europea al impacto de la pandemia. Y, sobre el papel, un estímulo que movilizará cuantiosos recursos privados y debe dejar una España irreconocible para bien: más verde, más digital y capaz de hacer crecer más su economía con menos.
Hasta que esas altas expectativas se hagan realidad queda un arduo camino: convocatorias por salir, proyectos por pergeñarse. En definitiva, un monumental esfuerzo de administraciones y empresas para que no quede ni un solo euro sin gastar.
El Gobierno ya adelantó en los Presupuestos de 2021 unos 24.000 millones del mecanismo europeo de recuperación para empezar a gastarlos desde el primer día. Sin embargo, no está claro que vaya a haber tiempo para que se usen antes del 31 de diciembre. Funcas, el servicio de estudios de las antiguas cajas de ahorro, prevé que se ejecuten este año 10.000 millones, dado que la primera mitad del ejercicio se ha dedicado a otros menesteres. “El trabajo hasta julio ha estado muy centrado en definir el plan nacional, la hoja de ruta. Nos jugamos todo ahora en la ejecución”, resume Luis Socías, jefe de la Oficina de Proyectos Europeos de la CEOE.
Fuentes de media docena de patronales reclaman poner la maquinaria pública a trabajar al máximo una vez terminen las vacaciones. “Hace falta que en septiembre y octubre haya una avalancha de ayudas, porque, si no, no vamos a cumplir los plazos previstos”, recalca Socías. “De momento, es difícil saber el impacto que tendrán este año. Hemos ido muy lentos en publicación de convocatorias hasta verano y hace falta que se acelere brutalmente”, añade.
El Gobierno recoge el guante: fuentes del Ministerio de Economía apuntan que ahora se entra en una fase distinta, la de acelerar en el desarrollo del plan apoyándose en buena medida en las ideas recabadas en las manifestaciones de interés lanzadas por el Ejecutivo para identificar proyectos.
Nuevas convocatorias empiezan a abrirse tímidamente, como muestra la web del plan de recuperación. El viernes había 18 operativas, entre otras, 1.000 millones en subvenciones para que los municipios implanten zonas de bajas emisiones, impulsen la bici, peatonalicen calles y compren autobuses
El presidente Pedro Sánchez, con Ursula von der Leyen cuando la presidenta de la Comisión visitó Madrid en junio para el acto simbólico de la aprobación por Bruselas del plan español de recuperación. eléctricos o que usen hidrógeno; el programa Moves III, dotado con 400 millones para construir puntos de recarga de vehículos eléctricos y cubrir parte de los gastos de particulares y autónomos que adquieran un modelo de ese tipo —7.000 euros de ayuda en la compra de turismos—; 13 millones en préstamos para la transformación digital de pymes o un millón para sufragar estancias en el extranjero de escritores, traductores e ilustradores. También figuran nueve convocatorias ya cerradas, entre ellas una de 50 millones para proyectos de inteligencia artificial.
Pedro Mier, presidente de Ametic, la patronal de la industria digital, atisba precipitación: “Se están lanzando convocatorias en el periodo estival con poco margen de reacción para que las empresas propongan proyectos, de apenas tres semanas en ciertos casos. Es bueno para ser veloces, pero malo para la calidad de las propuestas que se puedan presentar. Esperamos que eso se corrija”. Sernauto, la asociación de proveedores de componentes de automoción, coincide: “Los plazos muy cortos dificultan a las empresas la preparación de las memorias de solicitud y la recopilación de la documentación”, dice un portavoz.
Administraciones locales
El Gobierno espera que los fondos europeos sumen dos puntos de media al PIB cada año entre 2021 y 2023, pero el Banco de España se muestra menos optimista, y lo reduce a un promedio anual de 1,8 puntos —un punto en 2021, 2,4 en 2022 y 1,8 en 2023—. Pero las previsiones se hallan sujetas a múltiples factores, algunos incontrolables.
La principal preocupación de Pedro Fernández Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción, es que administraciones más pequeñas como diputaciones o ayuntamientos tengan capacidad para sacar adelante licitaciones en ocasiones complejas. “El plan E [el programa de estímulo económico lanzado a finales de 2008 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero] fueron solo 7.900 millones de euros y la que se montó”, compara. También teme otros inconvenientes coyunturales: “Se tiene que empezar a ejecutar de manera inminente en septiembre, y hay falta de mano de obra, retrasos en los suministros, y subidas en los precios de las materias primas”. Fernández Alén calcula que la construcción pasará de 1,3 millones a dos millones de trabajadores debido a que proyectos sostenibles y digitales necesitan levantar infraestructuras como plantas de reciclaje, depuradoras, desaladoras e instalaciones fotovoltaicas, de 5G o fibra óptica.
Carlos Abellá, secretario general de la Mesa del Turismo, insta a que las convocatorias no olviden a las empresas de menor tamaño: “Las grandes disponen de más recursos y están más avanzadas. Las pequeñas tienen menos acceso a esos desarrollos tecnológicos de manera independiente”. También lo cree Socías: “El éxito o fracaso del plan va a depender de que las pymes se suban a la ola”.