El Pais (Valencia)

La coalición de Tusk denuncia al gobernador del banco central polaco

Los liberales denuncian a Adam Glapinski por, supuestame­nte, ayudar al Gobierno anterior

- GLORIA RODRÍGUEZ-PINA Madrid

La coalición liberal encabezada por Donald Tusk tenía a Adam Glapinski en el punto de mira desde antes de llegar al Gobierno de Polonia en diciembre pasado. Le acusaban de haber faltado al precepto constituci­onal que exige independen­cia al gobernador del banco central (Narodowy Bank Polski, NBP), al haber tomado decisiones que favorecían al entonces Ejecutivo de Ley y Justicia (PiS), como bajar los tipos de interés en plena campaña electoral. Tusk prometió entonces que llevaría a Glapinski, nombrado por PiS, ante el Tribunal Estatal, un órgano judicial reservado a los más altos cargos del Estado. Ayer la coalición inició el proceso, presentand­o una moción en el Sejm, la Cámara baja del Parlamento, que incluye ocho acusacione­s.

En la solicitud para que el Sejm apruebe llevar al gobernador ante la justicia, se le acusa de ser partícipe de actos de “agitación pública” durante la campaña electoral “a favor del partido político Ley y Justicia”. También, de “comprar activos en condicione­s de alta inflación” y de “bajar los tipos de interés del NBP”, una decisión contraria a la doctrina habitual de subida de los tipos para contener el alza de los precios. El texto presentado considera que las rebajas de los tipos en septiembre y octubre pasado estuvieron “directamen­te relacionad­as con la campaña electoral” y provocaron “el debilitami­ento de la moneda polaca”, el esloti. En septiembre, el NBP bajó los tipos 75 puntos básicos y en octubre, a pocos días de las elecciones, 25. Desde entonces, no se han movido del 5,75%. La inflación sí está en caída, sin embargo, hasta el 2,8% de febrero, una tendencia que Glapinski, que niega cualquier conducta inapropiad­a, usa en defensa de su política.

Exigir responsabi­lidades a altos cargos del anterior Ejecutivo ultraconse­rvador era una de las principale­s promesas electorale­s de la coalición encabezada por

Tusk, líder del partido de centrodere­cha Plataforma Cívica. El caso de Glapinski, un viejo amigo del líder de PiS, Jaroslaw Kaczynski, estaba entre las 100 medidas que tenían previsto emprender en los 100 primeros días de Gobierno. El plazo para cumplir esas promesas expiraba la semana pasada y del centenar, los medios polacos aseguran que se han cumplido una docena.

Kaczynski ha considerad­o “un abuso de la ley” el inicio del proceso. “Es un crimen contra la economía y la credibilid­ad polacas”, dijo la semana pasada el hoy opositor. El traspaso de poderes del Gobierno ultraconse­rvador al liberal se ha desarrolla­do en un ambiente político extremadam­ente convulso. El Ejecutivo de Tusk llegó con la intención de hacer una limpieza profunda en institucio­nes y empresas públicas de altos cargos colocados por PiS. Sus métodos no se han ajustado siempre a la ley, como en su primer intento para cambiar la cúpula de los medios de comunicaci­ón públicos.

El documento con las acusacione­s, de 68 páginas, también achaca al gobernador haber asegurado la financiaci­ón indirecta al Estado y de realizar estas actividade­s sin autorizaci­ón del Consejo de Política Monetaria. Los partidos del Gobierno le acusan además de haber realizado “intervenci­ones monetarias” y de “engañar” al Ministerio de Finanzas en la preparació­n del proyecto de ley de presupuest­os de 2024.

El proceso para llevar a Glapinski ante el Tribunal Estatal puede llevar varios meses. Tras la recogida de 191 firmas de diputados —de los 459 en activo—, el caso recae en la comisión parlamenta­ria de responsabi­lidad constituci­onal. Este órgano decidirá si recomienda al Sejm enviar al gobernador ante la justicia. Si se aprueba la moción, Glapinski quedaría suspendido.

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REUTERS Adam Glapinski, en un acto en Varsovia en 2016.

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