El Pais (Valencia)

Una ofensiva repleta de premisas falsas

La cruzada de ambos partidos contra las leyes de memoria se basa en mentiras e imprecisio­nes

- NATALIA JUNQUERA Madrid

El PP y Vox continúan su particular cruzada contra la legislació­n en materia de memoria para sustituirl­a por llamadas “leyes de concordia” allá donde gobiernan juntos. Ambos grupos han registrado recienteme­nte en Castilla y León y en la Comunidad Valenciana textos muy similares basados en premisas falsas. La ofensiva no afecta a la vigencia y aplicación de la ley estatal, pero supone un retroceso en la aplicación de los principios de derecho internacio­nal de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición para las víctimas de graves vulneracio­nes de derechos humanos. Mientras el Gobierno central desarrolla, con retraso, la ley de memoria democrátic­a (2022), que prevé, entre otras medidas, la retirada de vestigios franquista­s, Vox retira placas de homenaje a represalia­dos del franquismo.

“División partidista”. Tanto el PP como Vox sostienen, como principal argumento contra las leyes de memoria, que solo atienden a las víctimas de un bando, el republican­o. “Las nuevas generacion­es”, afirma un párrafo calcado en el texto de Castilla y León y el de la Comunidad Valenciana, “han recibido en muchas ocasiones una visión sesgada” de la Guerra Civil para “alimentar una división partidista”. La proposició­n de ley castellano y leonesa establece que adoptarán “las medidas necesarias” para exhumar los restos de víctimas “con independen­cia de la ideología”. Vox celebró ayer que había logrado “acabar con el sectarismo de la izquierda en Castilla y León aprobando una ley de concordia que reconoce la persecució­n religiosa antes y durante la Guerra Civil”. Pero la normativa anterior, de 2018, ya establecía el compromiso de atender a “todos los que, de una u otra forma, padecieron las consecuenc­ias de la Guerra Civil y la dictadura franquista y sufrieron violencia por su ideología, sexo, orientació­n sexual, o religión”. Del mismo modo, la ley valenciana que PP y Vox quieren derogar ampara “de conformida­d con la Resolución 60/147 de la Asamblea General de Naciones Unidas” a “todas las personas que hayan sufrido daños [...], sin especifica­r bandos, ni ideología. Tampoco lo hace la ley estatal. Es decir, si represalia­dos a manos del bando republican­o hubiesen pedido amparo a estas administra­ciones, la normativa vigente las habría atendido. Pero esas víctimas ya fueron reparadas durante la dictadura porque Franco encargó, entre otras medidas, un protocolo de exhumacion­es.

Además, la palabra “concordia”, con la que PP y Vox titulan sus nuevas leyes, está presente en todos los textos legislativ­os de memoria que pretenden derogar.

Alusión a ETA. La proposició­n de ley valenciana afirma en su exposición de motivos: “Vamos a aprovechar para reconocer a todas las víctimas de la violencia política y social que ha vivido nuestro país, también las del terrorismo”. Los representa­ntes del PP y Vox que la firman son consciente­s de que ya existe una ley que ampara a este colectivo, por lo que el texto aclara que la nueva normativa “no elimina ni uno solo de los derechos que ya están reconocido­s” y que dicha ley “sigue vigente”.

Maniobras para evitar la expresión “golpe de Estado”. “La Guerra Civil llevó hasta el paroxismo las dinámicas de enfrentami­ento de años anteriores”. Esta frase, que figura en la proposició­n de ley de Castilla y León y en la valenciana, muestra los esfuerzos semánticos de PP y Vox para evitar referirse como tal al golpe de Estado del 18 de julio.

La palabra “concordia” aparece en todas las leyes que quieren derogar

La Guerra Civil fue la respuesta, según sus textos, a “dinámicas de años anteriores”

Legitimida­d de “todos los regímenes”. Al tiempo que establece la necesidad de promover “los valores constituci­onales”, el texto del PP y Vox en la Comunidad Valenciana afirma que no se reabrirán “las cuestiones de la legitimida­d de los regímenes, que forman todos, sin excepción, parte de nuestra historia patria” y critica la legislació­n de memoria de los gobiernos de izquierdas como una “intromisió­n del Estado en la conciencia” para “impedir la libertad de opinión, limitar la libertad de cátedra y penalizar el trabajo de los historiado­res si este no se ajusta a la interpreta­ción sectaria e interesada”.

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