El Pais (Valencia)

Los sindicatos del sector público de Argentina echan un pulso a Milei

Trabajador­es estatales protestan frente a sedes de ministerio­s y organismos nacionales

- MAR CENTENERA Buenos Aires

El sector público argentino está en pie de guerra contra Javier Milei por ser la principal víctima de la motosierra del presidente ultraliber­al. Cientos de personas protestaro­n el miércoles a las puertas de ministerio­s y organismos estatales por el reciente despido de cerca de 15.000 trabajador­es de la Administra­ción pública nacional, a los que el Gobierno no renovó los contratos que vencían el 31 de marzo. Ayer fue el turno de la educación pública: los sindicatos docentes convocaron una jornada de huelga en protesta por la eliminació­n del fondo de incentivo docente (Fonid) con el que el Estado nacional financiaba parte de los sueldos del personal.

En las sedes oficiales, el ambiente es cada vez más tenso. “Unidad de los trabajador­es y al que no le gusta se jode, se jode”, cantaban los manifestan­tes que el miércoles intentaron ingresar sin éxito a la Secretaría de Trabajo. Policías federales y guardias de seguridad custodiaba­n todos los accesos e impedían que los despedidos accediesen al lugar donde trabajaron hasta la semana pasada. Unos 50.000 más empleados más están en la cuerda floja: sus contratos fueron renovados por tres meses más, pero siguen en revisión: no saben si pasado ese tiempo serán los siguientes en quedar en la calle.

Las protestas estuvieron convocadas por la Asociación de Trabajador­es del Estado (ATE), el principal sindicato de los empleados públicos en Argentina. Además de la Secretaría de Trabajo, hubo concentrac­iones en las sedes de la Cancillerí­a, del Servicio meteorológ­ico nacional, del Centro nacional de alto rendimient­o deportivo (Cenard) o el Instituto nacional contra la discrimina­ción, la xenofobia y el racismo (Inadi). En esta última, cerrada por el Gobierno de Milei, los manifestan­tes lograron franquear la puerta y trasladaro­n la protesta al interior del edificio donde funcionó este organismo pionero en Latinoamér­ica en la lucha contra la discrimina­ción.

“Se están llenando de policías las dependenci­as públicas”, denunció en las redes sociales el secretario general de ATE, Rodolfo Aguiar. “No hay plata (dinero) para comprar comida, no hay plata para comprar remedios, pero sí hay plata para reprimir”, criticó. Desde las puertas de la Secretaría de Trabajo, Aguiar defendió el empleo público y arremetió contra el discurso gubernamen­tal que identifica a los trabajador­es del Estado con personas que no trabajan.

Aunque ATE estimó que los trabajador­es despedidos en los últimos días son cerca de 11.000, el portavoz presidenci­al, Manuel Adorni, aumentó la cifra hasta 15.000. Ayer, el protagonis­mo de las protestas se trasladó a escuelas y universida­des públicas. La Confederac­ión de Trabajador­es de la Educación de la República Argentina (CTERA) convocó a una huelga general. Exige que el Gobierno reponga el Fonid, un fondo que el Estado enviaba a las administra­ciones provincial­es para complement­ar los sueldos docentes. La mayoría de los gobiernos provincial­es no pueden cubrir esos fondos, lo que supone un recorte de los ingresos de maestros y profesores.

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CRISTINA SILLE (REUTERS) Manifestac­ión el miércoles en Buenos Aires.

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