Zuckerberg cumple 40 años alejado de la imagen de friki
El dueño de Meta muestra un rostro familiar y cercano, muy distinto del de empollón de Harvard que fundó Facebook
Mark Zuckerberg sopla hoy las velas por su 40º cumpleaños en alguna de sus mansiones junto a su esposa, Priscilla Chan, y sus tres hijas. Resulta además que, estos días, Zuckerberg se enfrenta a varios hitos más. Fue en febrero de 2004 cuando fundó lo que se llamó TheFacebook. La red social cumple 20 años conectando al mundo. Casi al mismo tiempo, se han cumplido 20 años de su primer encuentro con Priscilla Chan.
La vida y la imagen del chico de Harvard que a punto estuvo de ser expulsado del campus por usar los datos personales de alumnos para hacer una especie de anuario online, origen de Facebook, son hoy muy distintas. Zuckerberg trata de quitarse esa etiqueta de pardillo universitario que tanto ha arrastrado; también la del friki intensito de Silicon Valley, la del tipo que durante años jugó a llevar una camiseta gris como uniforme; también la del ricachón caprichoso que compraba las casas de sus vecinos para tener privacidad. Ahora parece buscar algo diferente. Lejos de las etiquetas.
En esta nueva vida de Zuckerberg la familia es prioritaria. Lo deja ver en discursos, en charlas, en sus redes sociales.
Otra de las pasiones del nuevo Zuckerberg de 40 son las vacas hawaianas, por raro que suene. De hecho, fue hace 10 años cuando se supo que el empresario se había comprado un inmenso terreno en Hawái, por unos 93 millones de euros. No fue su entrada en Kauai del gusto de los isleños. Ahora, muchos trabajan para él bajo estrictos contratos de confidencialidad. Allí cría vacas wagyu y angus a base de nueces de Macadamia de sus árboles —que sus hijas le ayudan a plantar, como él ha contado— y de cerveza casera.
El deporte se ha convertido en una pasión insólita hace 20 años. Es habitual verle disfrutar corriendo, haciendo ejercicios de fuerza o practicando artes marciales; una pasión por la que le advirtió Meta, que cree que un exceso de actividad física puede llegar a ser peligrosa para su líder y, por tanto, para una compañía valorada en 1,1 billones de euros.
También ha evolucionado su imagen. Se ha alejado del uniforme de vaqueros-camiseta gris-sudadera a juego y arriesga cada vez más. La crítica de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, le dedicó un artículo, La Meta-morfosis de Mark Zuckerberg, donde desarrollaba la idea de que su imagen, más fresca, era “un signo visible de que Silicon Valley [...] estaba entrando en una era pos-Jobs”. También apuntaba a la llegada de estilistas que le han ayudado a desarrollar su imagen.
La montaña rusa (en general, ascendente) que ha sido la vida de Zuckerberg en sus 40 años, especialmente los últimos 20, ha tenido una testigo que no falla: Priscilla Chan. La doctora y mitad de su fundación mutua, a la que donarán el 99% de su fortuna, casi se pierde este viaje: se conocieron en una fiesta con amigos, una especie de despedida porque él pensaba que le echaban de la universidad, y Zuckerberg le pidió volver a verse, pero rapidito: “Le dije que tendríamos que salir juntos pronto porque solo me quedaban unos pocos días”, reconocía hace unas semanas, cuando se cumplían 20 años de aquella primera cita. “Después empecé Facebook, nos casamos y ahora tenemos tres niñas maravillosas. Vaya un viaje salvaje”. No es que sea la declaración de amor más romántica del mundo, pero para el rarito informático de la clase no está mal.
El magnate conoció a su mujer, con la que tiene tres hijas, hace dos décadas
Posee un enorme terreno en Hawái donde cría vacas wagyu y angus