Gran cine de terror contra la telebasura
EL ÚLTIMO LATE NIGHT
Dirección: Cameron y Colin Cairnes. Intérpretes: David Dastmalchian, Laura Gordon, Ian Bliss, Ingrid Torelli. Terror. Australia, 2023. 93 minutos.
La pionera Holocausto caníbal, dirigida por Ruggero Deodato en 1980, dio carta de legitimidad al subgénero del metraje encontrado: producciones de terror (aunque no solo) en las que todo o una parte esencial de sus secuencias son presentadas como material original (y real) descubierto con posterioridad a la muerte de sus protagonistas, convirtiéndose así en el único superviviente de los sucesos y en prueba fehaciente de lo allí acontecido.
Desde entonces, la singular técnica narrativa ha sido casi una constante en el cine de terror, pero solo de cuando en cuando sobresale, impetuosa y juguetona, gracias al talento de algún cineasta con un nuevo y descollante ejemplar, aunque ya sin el atronador efecto de sus inicios ni, por supuesto, la presumible ingenuidad inaugural del incauto espectador de aquellos días. Películas traviesas y astutas como El proyecto de la bruja de Blair,
simplemente curiosas como
Paranormal Activity, o fabulosas como la española [Rec] son los más directos antecedentes de la estupenda película australiana El último late night, tercer largometraje de los hermanos Cameron y Colin Cairnes. Una obra cuyo principal objetivo no es tanto dar miedo, aunque tenga instantes de emoción sobrecogedora, sino establecer el retrato amargo, cínico y brutal de un tiempo televisivo y de la sociedad que demandaba estos productos.
Comandado por el soberbio actor David Dastmalchian, el filme cuenta el terrorífico caos de un especial televisivo en el que, con récord de audiencias, la única superviviente del suicidio colectivo de una secta invoca en directo a un espíritu. Y a pesar de que la película esté ambientada en 1977, el certero dibujo de la telebasura a cualquier precio sirve para momentos posteriores, hasta llegar al presente.
Comedia negra, terror y gran guiñol se unen en un trabajo que juega maravillosamente con el mito de Fausto: ¿qué presentador de televisión no estaría dispuesto a vender su alma al diablo con tal de superar a su gran competidor tras años de lucha ocupando el segundo puesto?