Guaidó afronta el reto de mantener unida a la oposición y activar la transición
coles puede haber sido la concentración oficialista menos concurrida que se haya registrado en 20 años de chavismo. Entre los seguidores del régimen eran visibles las caras largas y las muestras de preocupación. Maduro no se presentó en el mitin del PSUV, su formación, en la Plaza O’Leary, sino que se dirigió a sus partidarios desde el balcón presidencial de Miraflores. Posteriormente, Diosdado Cabello, hombre fuerte del régimen, instó a los simpatizantes de Maduro a hacer una vigilia durante la noche frente al palacio presidencial, pero apenas un puñado de personas acudió a la cita.
Desobediencia civil
Del lado opositor, las concentraciones a la luz del día y los cabildos abiertos, las asambleas vecinales que ha convocado Guaidó con enorme respaldo popular desde hace varias semanas, han transcurrido sin incidentes. En las noches, sin embargo, las confrontaciones de los vecinos enfurecidos con la policía han sido violentas. Los cálculos de distintas organizaciones independientes estiman que se han producido, en los últimos tres días, una veintena de muertos en los enfrentamientos callejeros contra la Policía y la Guardia Nacional. La mayoría de ellos ha tenido lugar en zonas populares empobrecidas que hasta hace poco tiempo eran muy chavistas.
Venezuela amaneció ayer con dos presidentes. La oposición ha retomado la iniciativa en las calles y, en cierta medida, ha recuperado poder político, aunque a estas alturas no hay nadie que se atreva a pronosticar cuál será su próximo paso. Esto indica que la crisis podría prolongarse de forma indefinida. La tarde del miércoles se extendió a lo largo del país, particularmente en Caracas, el rechazo al Gobierno.
Después del mensaje de ayer del general Padrino —que tardó en salir en público casi 24 horas desde que se inició la nueva ofensiva de la oposición—, Julio Borges, expresidente de la Asamblea Nacional exiliado en Bogotá, aseguró que buena parte de los militares presentes en la declaración habían acompañado al ministro “obligados” y que muchos de ellos se habían comunicado con la dirigencia opositora. “Vamos bien”, aseguró Borges.
del alzamiento frustrado del lunes, la rutina seguía de acuerdo con las urgencias de una cotidianidad cada vez más complicada por la hiperinflación, los fallos en los servicios y la escasez de alimentos y medicinas.
María Rondón, de 62 años, paciente del Hospital Oncológico Luis Razzeti, ubicado en la zona, fue desalojada el lunes de su sesión de quimioterapia por los gases lacrimógenos que usó la policía para contener la revuelta de la gente. Ayer había acudido de nuevo para gestionar otra cita para su tratamiento. Vive en Antímano, donde también pasaron una noche de saqueos y enfrentamientos con la policía. “Pienso que está bien lo que ha hecho este muchacho [Guaidó]. Ya está bueno, hay que cambiar, Maduro tiene que irse”, dijo la mujer. El paso dado por Juan Guaidó al proclamarse presidente interino de Venezuela abre una nueva etapa en la oposición al régimen chavista. Guaidó afronta el reto de mantenerla unida y de activar una transición que aún no tiene una hoja de ruta clara. Algunos dirigentes han expresado objeciones a la actuación del nuevo líder, mientras que otros han declarado abiertamente su respaldo. “Todas las fuerzas políticas opositoras estuvieron de acuerdo con esa juramentación”, afirmó ayer la diputada Delsa Solórzano.
Avanzada Progresista, de Henri Falcón, el más moderado de la oposición, ha formulado una declaración respaldándolo.
Delsa Solórzano, diputada y directora del partido Encuentro Ciudadano, rechazó la afirmación de que no existió consulta: “En Venezuela no hay una ley de sucesión. Sus normas están diseminadas en el texto constitucional. Estamos ante el supuesto de
que el período constitucional no se ha iniciado y hay ausencia de un presidente electo, como lo registra el artículo 233 de la Constitución. Es el presidente de la Asamblea Nacional el que debe asumir la presidencia. No hay autoproclamación. Estamos dando cumplimiento a la Constitución. Todas las fuerzas políticas opositoras estuvieron de acuerdo con esa juramentación”, defendió. Por su parte, Maria Corina Machado, de Vente Venezuela, en el sector más radical contra Maduro y presente en el acto en el que Guaidó se declaró presidente interino, considera que “si alguien cuestionó la toma de posesión, eso ahora es irrelevante”. “Se ha trazado un camino. La unidad se va consolidando, pero sobre la tesis de generar fuerza, de aumentar la presión y descartar la negociación para sacar a este Gobierno criminal”.
La decisión de Guaidó ha devuelto vigor y un delicado equilibrio a los partidos opositores, pero nadie se atreve a afirmar con certeza cuál será el siguiente paso que deberá dar y cómo hacer para descomponer el poder que atesora el régimen de Maduro.
Juan Andrés Mejía, secretario general de Voluntad Popular, asegura que “todas las instancias políticas se han agotado” antes de tomar el paso. “Nosotros no podíamos aceptar la toma de posesión de Maduro si nadie la está reconociendo en el mundo. La Constitución establece una ruta para estos casos. Nadie está buscando acá un gobierno indefinido”. Mejía reconoce que el país “transita un camino muy incierto y eso genera temores”.
En su opinión, “la juramentación de Juan Guaidó ha sido respaldada por casi todos, sino todos, los sectores sociales del país, y por todo el mundo. El camino debe ser uno: consolidar la transición e ir a unas elecciones justas, después de las cuales pueda ser atendida la emergencia social y económica del país”. “Ha quedado demostrado que Maduro pierde poder”, abunda Mejía. El dirigente avizora un tiempo complejo, “un pulso difícil para definir la balanza del poder en Venezuela. Ojalá que la salida a este entuerto sea constitucional, eso es lo que queremos. Nosotros no nos negamos al diálogo y estamos dispuestos a lograr una negociación. Tenemos que aumentar la presión para hacer posible esa realidad”.