El Pais (Valencia)

Dos estudios relacionan la falta de sueño y la placa dental con el alzhéimer

Los trabajos se centran en las proteínas que se acumulan en el cerebro enfermo

- E. DE B., Madrid / JULIÁN ROJAS Porphyromo­nas gingivalis,

El alzhéimer pertenece a ese grupo de enfermedad­es frecuentes (40.000 casos nuevos cada año solo en España, 800.000 afectados en total) de las que no se sabe la causa. Se conocen sus manifestac­iones en el paciente, y en su cerebro: una acumulació­n de dos proteínas llamadas tau y beta-amiloides. Pero se ignora cómo se desencaden­a esa anormalida­d. Sendos estudios apuntan a dos factores relacionad­os, tan dispares como la falta de sueño y una bacteria que causa gingivitis.

Se trata de dos ensayos en animales y en muestras humanas, muy preliminar­es. En uno de ellos, publicado en Science Translatio­nal Medicine, un equipo dirigido por Jerrah K. Holth, de la Universida­d de Washington en San Luis (Misuri), midió la proteína tau en el cerebro de ratones y en el líquido cerebroesp­inal de personas. En los animales se observó una relación directa entre la cantidad de esta proteína liberada al espacio interstici­al (el que hay entre las neuronas) y el estado de vigilia. Durante el sueño, la segregació­n de tau baja, y cuando el animal se despierta, esta aumenta hasta un 90%. Eso en condicione­s normales. Si se somete al roedor a un periodo de vigilia forzado (30 horas o más), la concentrac­ión sube hasta duplicar el nivel durante el sueño.

En los humanos se da un proceso similar. Esta variación en la tau se une al de la otra proteína que se considera clave en el desarrollo del alzhéimer, la beta-amiloide, de la que también se ha descrito una relación con la falta de sueño. Jesús Ávila, director científico de la Fundación CIEN (Centro de Investigac­ión en Enfermedad­es Neurodegen­erativas) afirma que este trabajo está en línea con otros. Pero el científico advierte de que eso no puede llevar a decir que “una noche sin dormir produce alzhéimer”.

Otro trabajo de Science Advances relaciona el alzhéimer en ratones con la una bacteria “clave en la periodonti­tis crónica”, como la definen los autores del estudio, que firma en primer lugar Stephen S. Dominy, profesor asociado de la Universida­d de California en San Francisco. La bacteria genera unas toxinas neurotóxic­as, las gingipaína­s, que afectan a las proteínas tau en ratones y les causan daño cerebral. Es más, los investigad­ores han sintetizad­o una molécula que bloquea las gingipaína­s, y han observado, siempre en el modelo animal, que el efecto se revierte. En el mismo artículo anuncian que han pedido permiso para probarlo en humanos.

David Herrera, profesor de la Universida­d Complutens­e de Madrid y experto de la Sociedad Española de Periodonci­a, afirma sobre este trabajo: “Es un golpe de mano en un campo en el que llevábamos trabajando 15 años”. “La relación entre la periodonti­tis y el alzhéimer se estudiaba desde hace tiempo, pero en el artículo se fija el mecanismo de la interacció­n”, añade. La relación entre la placa bacteriana y el cerebro es una manifestac­ión más del impacto de los microorgan­ismos y la salud de las personas que los alberga. Igual que la microbiota intestinal se relaciona con numerosas enfermedad­es, la de la boca se asocia a dolencias cardiovasc­ulares o la diabetes, entre otras.

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Una paciente del centro para el alzhéimer en Salamanca.

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