“Hay una nueva forma de narrar en el cine que es independiente del sexo”
Los candidatos a la mejor dirección novel, categoría en la que las mujeres son mayoría por vez primera, charlan sobre paridad y la importancia de las ayudas oficiales
Por primera vez en la categoría del Goya a la mejor dirección novel hay mayoría femenina. En otras dos ocasiones hubo paridad, pero en la edición de este año, cuya gala se celebra mañana en Sevilla, se enfrentan la bilbaína Arantxa Echevarría, de 50 años, directora de Carmen y Lola; la sevillana Celia Rico Clavellino, de 36, realizadora de Viaje al cuarto de una madre; la pamplonesa Andrea Jaurrieta, de 32, responsable de Ana de día, y los hermanos madrileños José y César Esteban Alenda, de 41 y 40, respectivamente, codirectores de Sin fin. Días antes de la ceremonia, el cuarteto —quinteto por los hermanos— se reunió a debatir en la Redacción de EL PAÍS en una cita repleta de risas y opiniones sobre el nuevo cine español. Y la primera reflexión surgió a cuenta de esa mayoría femenina.
Arantxa Echevarría. Yo creo que ha sido por las ayudas del ICAA [el instituto que regula el cine dentro del Ministerio de Cultura], que impulsan en pos de la paridad, y creo que los productores han visto un hueco, han estudiado a gente que llevamos un tiempo haciendo cortometrajes y nos han pedido material. Muchas estábamos al límite, queriéndonos lanzarnos al largo y esta ayudita nos ha venido muy bien. De pronto, esas mujeres estudiantes de cine pueden ver una salida para rodar su película. En realidad, forma parte de lo que está ocurriendo en nuestra sociedad, que está viviendo una apertura... Ahora, sospecho que es circunstancial, que en los próximos años puede cambiar. Es fundamental que se mantengan esas ayudas.
César Esteban Alenda. A mí me parece genial, y cuando antes se normalice, mejor, porque así la noticia sería que son las mejores películas del año. ¿Por qué estamos aquí tres mujeres y un hombre... desdoblado? Porque son cuatro películas estupendas.
Andrea Jaurrieta. También hay una nueva generación que procede de las escuelas. En el cortometraje se ve: hay gran cantidad de realizadoras. Por eso soy optimista, y, si se sigue apostando por este camino, habrá un momento en qué más dará el género, si un hombre y una mujer hacen películas igual de interesantes tanto para los productores como para el público.
A. E. Hay una sangre nueva, una nueva forma de narrar, independientemente del sexo. Hemos hecho mucho corto, mucho trabajo previo, y se nota en esa cosecha de películas, que son muy dispares entre sí.
José Esteban Alenda. No solo es una cuestión de los directores noveles; es que también están cambiando los productores. Hay una nueva generación que nos ha ido acompañando estos años en los cortos, conectan generacional o vitalmente con una nueva forma de narrar, de mirar, con un atrevimiento... Nos conocen, nos reconocen y entienden que no somos un valor de riesgo.
A. E. También creo que el público se empieza a identificar con el cine español, cuando había desde hacía tiempo un rechazo.
A. J. Bueno, este año tampoco ha ido muy bien la taquilla...
A. E. Yo la veo mejor que hace unos años. Hay un público para Viaje al cuarto de una madre .A ver, no somos rompedores de taquillas, eso está claro, pero existe un grupo de espectadores que nos han acompañado desde los cortometrajes y que ahora siguen con nosotros.
Celia Rico Clavellino. Muchas de las películas de noveles han pasado por festivales, incluso internacionales [como así ha ocurrido con estos finalistas], y eso les da un sellito, cierto prestigio, y puede que el público se fije en eso y dé una oportunidad al cine que se está premiando, y eso sirve de impulso.
J. E. A. Somos de una generación que se ha criado con el cine urbano, donde se proyectaba el cine español... Aunque casi mejor llamarlo cine independiente, de autor, que no es tan comercial. No le queda hueco, porque estrenan Animales fantásticos 2 y es que aparece hasta en las salas de arte y ensayo. Es una penetración tan grande que dificulta la competencia. No existe igualdad de condiciones. Hay épocas del año en las que es imposible sostenerte y encontrar tu hueco. En fin, porque somos adictos a contar historias...
C. R. C. Nuestras películas, en cambio, mantienen un recorrido más largo, que pasa no solo por las semanas que están en cartelera, sino también por otro circuito, que va desde programaciones de Ayuntamientos a ciclos de cine, muestras... Y nosotros hacemos un acompañamiento más largo de nuestro filme. Es otra forma de alargar esa vida, de darla a conocer.
A. J. De acuerdo, está bien, pero acabas constreñido a cineclubs o filmotecas, y hay que crear un hábito comercial. Tengo mis dudas. Debemos llegar a todas partes para que la gente deje de decir que el cine español es un mierda. Hasta el estreno es complicado... Hacer una película es como el Super Mario Bros.: pasas una pantalla y otra y otra, y nunca alcanzas el final. Cuando crees que está todo organizado, no, olvídate que queda la distribución, y luego la exhibición, y luego el agente de ventas... Y te preguntas cuándo acabará eso.
C. E. A. Nos falta paciencia a los espectadores y a los creadores [risas].
C. R. C. Y nos comprimen. Este año ha habido mucha producción y hemos acabado estrenando casi todos el último trimestre. En fin, lo bonito es cuando alguien se me acerca y me dice que ha visto mi película y que luego la ha repetido con su madre.
A. J. A mí me cuentan chicas que por fin ven un personaje femenino que refleja sus dudas y miedos, que son su generación.
A. E. A mí, que se tatúan el pájaro que aparece en mi filme como grafiti. El cine es una herramienta de cambio. Es cultura, y no hay nada mejor que coger a alguien y meterle hora y media en una sala a oscuras. Es cultura para el amor, cultura para ensoñar, cultura para crear, cultura para aceptar ciertas diferencias, Y por eso es importante la opción de hacer cine social, porque ahora es necesario más que nunca.