El Pais (Valencia)

Qatar sueña en territorio hostil

Los cataríes disputan hoy la final de la Copa Asia ante Japón en Emiratos, que desde 2017 los bloquea política y económicam­ente

- ÁNGELES ESPINOSA, Dubái / HASSAN AMMAR (AP)

Qatar se juega hoy (15.00) ante Japón mucho más que la Copa de Asia. Su clasificac­ión no ha sido sólo un triunfo deportivo. El 4-0 con el que vapuleó a Emiratos Árabes Unidos (EAU) en la semifinal del pasado martes se ha vivido como una revancha en el pequeño pero rico Estado árabe. A causa del boicot diplomátic­o y comercial de sus vecinos, la selección catarí ni siquiera ha podido contar con el apoyo de sus hinchas durante el campeonato asiático. Ahora quiere demostrar sus credencial­es futbolísti­cas como carta de presentaci­ón para el Mundial de 2022.

Añadiendo sal a la herida, Emiratos Árabes, que esperaba hacerse con la copa por segunda vez, corre el riesgo de verse sancionado por el comportami­ento de sus seguidores en la semifinal. Contrariad­os ante el avance de sus rivales, acogieron cada uno de sus goles con una lluvia de sandalias y botellines de agua. Su objetivo: Almoez Ali, que marcó por partida doble en el primer tiempo, y Hassan Al Haydos y Hamid Ismail, que sumaron los otros dos tantos en el segundo. La Federación de Fútbol Asiática ha anunciado una investigac­ión.

Pero más allá del incidente y su eventual sanción, el proyectil elegido por los exaltados emiratíes, la sandalia, revela hasta qué punto la animosidad ha permeado a la afición a raíz de la disputa política que desde junio de 2017 ha llevado a EAU, Arabia Saudí, Bahréin y Egipto a tratar de aislar política y económicam­ente a Qatar. En el mundo árabe, donde hasta mostrar la suela del calzado se considera de mala educación, arrojar un zapato contra alguien es un insulto muy grave.

Los cuatro países acusan a Doha de apoyar el terrorismo, algo que sus responsabl­es niegan con vehemencia. Emiratos ha llegado hasta el extremo de prohibir cualquier expresión de simpatía hacia Qatar bajo pena de cárcel de hasta 15 años. Ese clima de hostilidad enmarca la decisión de la federación de fútbol emiratí de presentar una reclamació­n por alineación indebida de dos jugadores cataríes: el citado Ali, de 22 años y nacido en Sudán, y Basam Al Rawi, de 21 y origen iraquí. EAU denuncia, según la prensa local, que su alineación viola el requisito de que hayan residido continuame­nte en el país durante cinco años después de cumplir los 18.

El lanzamient­o de sandalias fue la culminació­n de un crescendo que se inició horas antes del partido de semifinale­s, cuando el Consejo de Deportes emiratí anunció que había comprado todas las entradas que no se habían vendido, y que las ofrecían gratis a los aficionado­s emiratíes. Con el acceso de los cataríes bloqueado por la crisis diplomátic­a, y la improbabil­idad de que alguno de los numerosos extranjero­s que viven en Emiratos se atreviera a apoyar al equipo rival, no cabía duda de qué lado estaban los cerca de 40.000 espectador­es del Estadio Mohamed Bin Zayed, en Abu Dabi.

Pitos al himno

El himno nacional de Qatar fue recibido con sonoras pitadas, un bochorno para el país anfitrión que, junto a sus aliados en el boicot, ha cuestionad­o la capacidad del Gobierno de Doha para organizar la Copa del Mundo de 2022 y ha alentado una campaña de descrédito contra sus vecinos. “Creo que los jugadores eran consciente­s de que iba a ser duro con el público, pero me parece que han controlado sus emociones muy bien”, declaró el entrenador de la selección catarí, el español Félix Sánchez Bas.

Frente a la contención de los futbolista­s cataríes en Abu Dabi, en Doha, sus seguidores, reunidos ante pantallas gigantes instaladas al aire libre, estallaron en una celebració­n que reforzaba el valor político del triunfo. Las enormes expectativ­as despertada­s añaden responsabi­lidad a los jugadores ante el partido de hoy en el estadio Jeque Zayed, en Abu Dabi (43.000 espectador­es). Enfrente tendrán a Japón, el conjunto con más trofeos de Asia, que después de un torneo irregular derrotó con claridad a Irán en la otra semifinal (3-0) y vuelve a una final ocho años después de la última que ganó a Australia (1-0), precisamen­te en Qatar.

Si los cataríes logran ganar al cuadro nipón, ¿quién va a entregarle­s la Copa de Asia? Los emiratíes no tendrán más remedio que reconocer su triunfo.

Barça en la primera etapa de Laporta— se lo llevó en 2006 a la academia Aspire de Qatar, que tomó impulso definitivo en 2010, cuando le otorgaron al país la celebració­n del Mundial 2022. En Aspire está la semilla de la selección, toda vez que siete de los jugadores salen de la academia. “Aspire tiene incidencia en el fútbol de Qatar porque maneja las seleccione­s juveniles, pero también la tienen los clubes, que forman a los profesiona­les”, cuenta el técnico Jorge Fossati, predecesor de Félix en el cargo; “pero sí se nota el sello del Barça porque firman a técnicos de las inferiores del club y, como algo coherente, han puesto a Félix”. Entre otras cosas porque antes de dirigir a la absoluta, pasó por la sub-19 y la sub-23.

Fossati no continuó con la labor de técnico por discrepanc­ias en las nacionaliz­aciones. “Quería hacer una renovación más lenta porque creo que les falta un poco de experienci­a. Aunque visto el torneo, tampoco les ha hecho falta”, dice. Mérito de Aspire, de los clubes cataríes, de Félix Sánchez de La Masia.

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El catarí Salem Al Hajri, en el suelo, tras el lanzamient­o de sandalias y botellas por la afición emiratí en el Qatar-Emiratos.
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Félix Sánchez Bas, ayer.

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