El Pais (Valencia)

En el jardín del señor Little

Tenerife Viajeros ilustres como Alexander von Humboldt y Agatha Christie visitaron Sitio Litre, un delicado oasis subtropica­l con orquidiari­o en Puerto de la Cruz

- POR JORGE BERÁSTEGUI

El Sitio Litre era un lugar ideal: sol, espacio y sensación de frescura sin los agobios del tiempo”. La pintora surrealist­a angloargen­tina Eileen Agar describió así esta bella villa colonial de enorme jardín subtropica­l en Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife. Agar pasó allí cuatro inviernos entre los años 1952 y 1955 con su marido, el poeta húngaro Joseph Bard, agasajados por la propietari­a del lugar, Molly Smith, y rodeados de la bohemia y la aristocrac­ia isleñas, con las que compartían cenas y cócteles mientras escapaban de la grisura del Londres de la posguerra. Las fiestas de Molly Smith eran muy concurrida­s y famosas por su aire libertino.

4.000 metros cuadrados

El jardín no se abrió al público hasta 1996, cuando compró la casa su actual propietari­o, el anglocanar­io John Lucas. Desde entonces, por unos pocos euros, es posible pasear por un exuberante espacio de 4.000 metros cuadrados donde se evidencia el talento de los británicos para crear jardines fabulosos con las plantas y flores que crecen allá donde se asientan. Hay un drago maravillos­o, probableme­nte el más antiguo de Puerto de la Cruz. Y un orquidiari­o muy bien cuidado, con más de 250 especies. Crecen también preciosas buganvilla­s, bromelias, araucarias, palmeras, hibiscos, feijoas, flamboyane­s o frangipani­s cargados de flores que desprenden un perfume infinito. Aquí se encuentra incluso un pequeño campo de cróquet que está sobre el primer pedazo de césped que se plantó en la isla de Tenerife. No es muy difícil imaginarse a aristócrat­as ingleses de otra época jugando con trajes y vestidos de telas ligeras para tardes primaveral­es.

El jardín del Sitio Litre es uno de los más antiguos de la isla, un lugar perfecto en el que reconstrui­r parte de la historia de los británicos en Tenerife, cuyas primeras crónicas de viajes a las islas canarias se remontan al siglo XVI. La casa se construyó en torno a 1730 y su primer propietari­o británico fue John Pasley, en la segunda mitad del siglo XVIII, un comerciant­e que exportaba vinos canarios a su país. Como no tenía descendenc­ia, Pasley trajo hasta la isla canaria a dos sobrinos escoceses, Archibald y James Little, para ayudarle con los negocios. Fue entonces cuando se le empezó a llamar Sitio Litre, nombre derivado de aquel apellido extranjero.

Conversaci­ón, relax y disfrute

La mansión se convirtió en un hogar para los británicos y otros extranjero­s que visitaban Tenerife. A lo largo del jardín nos encontramo­s con referencia­s y homenajes a algunos de estos visitantes. Unos llegaban por negocios y otros de paso a un destino más lejano. Algunos aterrizaba­n aquí durante expedicion­es científica­s o en búsqueda de territorio­s exóticos y buen clima, sobre todo con el incipiente turismo del siglo XIX. En 1799 pasó por allí el famoso científico y humanista Alexander von Humboldt: “Asistimos la víspera de San Juan a una fiesta campestre en el jardín del señor Little. Este comerciant­e, que prestó grandes servicios a los canarios cuando la última carestía, ha cultivado una colina llena de despojos volcánicos. Plantó en ese sitio delicioso un jardín inglés…”.

El último de los hermanos Little murió en 1835 en Inglaterra, y en 1836 llegó a la casa el académico Charles

Smith. Vivió en ella de alquiler durante 20 años y luego la compró. Su familia fue dueña del Sitio Litre hasta 1996.

Los Smith, fieles al espíritu acogedor de los Little, mantuviero­n ese espacio de conversaci­ón, relax y disfrute para viajeros ilustres. Por allí estuvo en 1856 el famoso astrónomo Charles Piazzi Smyth, que visitaba el Sitio Litre cuando no estaba en el Teide con sus experiment­os astronómic­os. O el médico irlandés William Wilde, padre del famoso escritor y dramaturgo Oscar Wilde. En 1927 también estuvo Agatha Christie, que hoy tiene un rincón dedicado a ella.

Una de las visitas más importante­s fue la de la pintora y viajera Marianne North, en 1875, que pintó numerosos cuadros del jardín y la finca de los Smith, en la que se quedó dos meses. Esas obras están hoy expuestas en su galería en Kew Gardens, en Londres. “Fueron escasas las veces que salí sin encontrar alguna mara-

Jardines Sitio Litre (jardindeor­quideas.com). La entrada cuesta 4,75 euros, 3,50 euros para residentes canarios. Abierto todos los días, de 9.30 a 17.00 (de mayo a octubre cierra a las 18.00) Restaurant­e La Cofradía de Pescadores (lacofradia­depescador­es.es) Lago Martiánez (ociocostam­artianez.com) Turismo de Puerto de la Cruz (visitpuert­odelacruz.es) Turismo de Tenerife (webtenerif­e.com). villa que pintar, vivía una felicidad y paz de lo más perfectas, y cada día me sentía más unida a mis amables amigos”, cuenta en su libro Recuerdos de una vida feliz (1892). North no se quedó a vivir para siempre en Tenerife, pero sí otros muchos británicos: en 1886 había 500 residiendo en Puerto de la Cruz, municipio que por entonces tenía 4.000 habitantes.

Ese mundo se fue, aunque sigue habiendo una importante comunidad británica en la zona, con su iglesia, su colegio y su biblioteca. A los turistas que llegan para unos pocos días es más fácil encontrárs­elos con la piel enrojecida junto a la playa, tomando una cerveza en el pub Bee Hive o sentados en la agradable terraza del Café de París.

Un chapuzón

Pero también es posible prolongar el viaje al pasado: cuando uno termina de pasear por el jardín de Sitio Litre, tiene junto a la casa una cafetería muy agradable donde tomar un trozo de pastel y un té. Donde, rodeado del maravillos­o drago que pintó Marianne North, puede abrir la libreta y garabatear pensamient­os mientras juega a que la época de los grandes viajeros no terminó.

Después aún queda tiempo para disfrutar de Puerto de la Cruz, donde el turismo cosmopolit­a convive con una fuerte identidad popular de tradición marinera. Hay buenos restaurant­es para comer pescado fresco, como La Cofradía de Pescadores, o agradables terrazas en las callejuela­s del barrio de la Ranilla. También puede uno darse un chapuzón en Playa Jardín o disfrutar de las enormes piscinas del Lago Martiánez, diseñadas por el artista canario César Manrique. Y hay varias playas casi salvajes a pocos kilómetros, como la de los Roques, en Los Realejos, con una enorme piedra volcánica agujereada en el centro del arenal que parece la puerta deformada de una ciudad prehistóri­ca.

 ?? MICHAEL WARREN / KEITH MAYHEW (AGE) ?? El jardín y la casa de Sitio Litre, en Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife.
MICHAEL WARREN / KEITH MAYHEW (AGE) El jardín y la casa de Sitio Litre, en Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain