Un pistolero siembra el pánico en Utrecht al matar a tres personas y herir a cinco
La muerte a tiros en el interior de un tranvía de tres personas y las heridas causadas a otras cinco —tres de ellas graves—, sumió ayer en el estupor a Holanda. El ataque se produjo en la ciudad de Utrecht a media mañana, y el principal sospechoso, Gökmen
Tanis está fichado por homicidio frustrado, violación, robo y conducción en estado de embriaguez, según desveló la prensa local. La policía recibió una llamada de alerta cinco minutos después del tiroteo, cuando el tranvía, que pasaba por la plaza 24 de Octubre, situada a un kilómetro de la estación central, frenó en seco. Una de las víctimas quedó tendida en la calle con un tiro en el pecho. El atacante escapó en un coche y los agentes y las ambulancias llegaron de inmediato. Apagadas las sirenas, el silencio.
Por la tarde, con Tanis bajo custodia policial y la investigación en curso, el primer ministro, Mark Rutte, declaró: “Ha sido un atentado en el corazón de nuestro país. Gente inocente arrancada de su entorno. Toda Holanda está con ellos”. Ferdinand Grapperhaus, ministro de Justicia, añadió: “Hemos hablado de atentado porque algo así no había ocurrido nunca aquí, y los expertos antiterroristas han elevado la alarma de inmediato por ese motivo”, si bien fue rebajada tras la detención del sospechoso. Hoy las banderas ondearán a media asta en los edificios oficiales. La policía, por su parte, Tanis, de 37 años, nacido en Turquía, fue detenido seis horas después en un barrio de las afueras. Las autoridades atribuyen sus actos a “posibles motivos terroristas”, pero no descartan que se trate de un ajuste de cuentas o una venganza personal, pues el detenido tiene antecedentes penales. agradeció su colaboración “a los que han atendido a los caídos y a quienes han colaborado sin descanso en la búsqueda del sospechoso”.
Poco después del asalto, las fuerzas especiales de la policía militar registraron un piso en una calle cercana al tiroteo. El sospechoso abandonó supuestamente allí el auto en el que emprendió la huida. Para entonces, la alarma antiterrorista ya había sido elevada al máximo nivel (5) en toda la provincia de Utrecht. A las tres de la tarde, la policía y el Ayuntamiento aconsejaron el cierre de guarderías, escuelas y la universidad. Era mejor que nadie saliera a la calle hasta que la situación se aclarara. Las mezquitas también cerraron. Con el área del asalto acordonada, los agentes patrullando con sus perros adiestrados y los centros docentes cerrados, la diferencia entre las cercanías del tren y el centro urbano era grande: parecían dos ciudades distintas. En el casco antiguo, reinaba